El titular de la noticia, como el accidente, era espectacular: ‘Aparatoso accidente del expreso de Galicia en la provincia de León’ o ‘Sesenta heridos en León’. Los dos se quedaron, de alguna manera, en el susto y sin embargo no eran exageraciones periodísticas —como tantas veces se acusa— sino que nada fue tan grave como el accidente, las imágenes, fotos fundamentalmente, podían hacer pensar. La escasa velocidad o la suerte hicieron que la cifra de heridos, real, quedara aliviada por el hecho de que no eran de gravedad pues «la mayoría de los 60 heridos sufren contusiones y erosiones de menor importancia».
Se temió lo peor pues en la memoria de los leoneses se había instalado el recuerdo del más grave accidente de este país, el de Torre del Bierzo, el 30 de enero de 1944 con tal cantidad de muertos que no se ha llegado ni a consensuar la cifra oficial, pero en alrededor de cien se sitúa la cifra más baja.
Fernando Rubio fue uno de los que le correspondió dar fe gráfica de que era cierta la aparatosidad de un accidente que pudo tener muchas más graves consecuencias. Lo recuerda bien el fotógrafo del diario Proa, en aquella época. "El accidente fue muy aparatoso y, en principio, se produjo la natural alarma y angustia. Lo que ocurrió fue que el expreso La Coruña-Vigo-Hendaya descarriló a las 22:24 horas, era el día 17 de septiembre de 1970 y el incidente ocurrió a la altura de Villacedré, a 5 kilómetros de la estación de Quintana Raneros. Era exactamente en el kilómetro 127 de la línea Palencia-León-Ponferrada".
Hacia allá partió Fernando Rubio y las imágenes dan cuenta de un accidente calificado entonces de inesperado, por el lugar. "Por razones desconocidas, se salió de la vía el furgón delantero arrastrando a cuatro unidades más. Por existir en el lugar del accidente una pendiente, estas cuatro unidades quedaron montadas sobre el furgón", lo que incidía en su aparatosidad, dada la cual tanto la prensa local como la nacional se hicieron eco del accidente "del expreso de Galicia en León".
A la prensa nacional acudió Fernando Rubio para comprobar la importancia que en ella le dieron, concretamente en las páginas del diario catalán La Vanguardia (entonces se llamaba La Vanguardia Española), que realizó un amplio despliegue informativo recogiendo noticias de las agencias de la época (Cifra, dependiente de EFE), que cifraba en cinco heridos graves lo más preocupante del suceso. Después de recoger los datos ya apuntados escribe: "El accidente fue muy aparatoso y, en principio, se produjo la natural alarma y angustia, pero afortunadamente, se comprobó que ninguna persona había resultado muerta. La mayoría de ellos sufren contusiones y erosiones de menor importancia.
Al conocerse la noticia, se destacaron al lugar del accidente los equipos de socorro, enviados por la estación de la Renfe en León, en los que formaban diversos médicos y personal sanitario. En el mismo punto donde se produjo el accidente fueron asistidos diversos heridos, pero la mayor parte de ellos fueron evacuados al botiquín de urgencia de la estación de ferrocarril en León, donde se les practicaron las primeras curas. En este centro fueron atendidos unos 40 heridos".
El resto de la información de la época señala que la línea férrea había quedado interrumpida por lo que la Renfe montó seguidamente diversos servicios de autocares para realizar transbordos tanto para Galicia como para el Sur y otros puntos en las estaciones "más próximas al lugar del accidente".
Las informaciones locales y nacionales incidían en que había sido "verdaderamente una suerte que dado lo aparatoso del accidente y la magnitud del mismo, que se aprecia en el punto donde se registró el descarrilamiento, no haya habido desgracias más graves para los viajeros".
Por suerte, esta vez León fue noticia ferroviaria... pero no tan trágica.