La moda

Por Saturnino Alonso Requejo

Saturnino Alonso Requejo
23/07/2023
 Actualizado a 23/07/2023
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EL diccionario de MARÍA MOLINER define la MODA como:«Gusto general de la gente, o conjunto de usos, costumbres
y tendencias, circunscritos a
una época determinada,
en cualquier aspecto:
vestido, mobiliario,
literatura, arte, etc.»

Tan es así, que la MODA afecta al pensamiento, al modo de vivir, a la libertad personal, a la vida entera.

En el caso de las mujeres, la MODA tiene más poder de arrastre que una riada, o que los Diez mandamientos de la Ley de Dios bajados de la cumbre del Sinaí. En ellas se cumple aquel dicho popular y algo grosero que todos conocemos:
«¡Culo veo, culo quiero!»

Y así ocurre muchas ves que, tanto ellas como nosotros, apreciamos más lo que nos PONEMOS que lo que SOMOS. ¡Una desgracia!
Pero, otras muchas veces, la MODA no consiste en ponerse algo llamativo, sino en quitarse casi todo. Y este quitarse casi todo le gusta a los hombres, a tenor del refrán atrevido que dice:
«’Más arrastran dos tetas
que cien carretas!»

Sabemos por la Historia de la Humanidad que el ser humano, en esto del vestir, fue pasando de la necesidad de resguardarse de las inclemencias del tiempo a la coquetería en el vestir; a remarcar las hechuras, a insinuar, a citar e incitar, como si se tratara de una corrida de toros. Porque la insinuación tiene más poder de arrastre que la mostración descarada. Esto hace que cada uno se pregunte:
– ¿Qué habrá detrás de tanta curva? ¿Hasta dónde subirán las dichosas cintas de esas sandalias?

Esas preguntas ya se las hacía el sirio Holofernes ante las sandalias de la hebrea Judit.
El caso es que la MODA se ha convertido en un negocio sucio: esa especie de capitalismo manipulador que embauca a los individuos y a los colectivos. Y que afecta a las costumbres y a las creencias mismas. La MODA es el NUEVO EVANGELIO en el que creemos a ojos cerrados.

El literato francés Teófilo Gautier (1811-1872) escribió:
«A las mujeres sólo les importa
el sentimiento de la moda,
no su belleza».


¿Será verdad esta afirmación tan rotunda?
De lo que sí estamos seguros es de que es condición del ser humano NO ESTAR SATISFECHOS CON LO QUE TENEMOS ENTRE LAS MANOS. Los deseos del hombre son infinitos. Pero el Infinito es inalcanzable. ¡Qué condición esta!

La MODA en el vestir es tan vieja como la especie humana. La inventó Eva en el Paraíso después de ver que la Serpiente cambiaba de camisa todas las primaveras. La cosa fue así, según se cuenta en el Génesis:
«Como viera la Mujer
que el Arbol era bueno para comer,
apetecible a la vista
y excelente para lograr sabiduría,
tomó su fruto y comió.
y dio también a su marido,
que igualmente comió.

Entonces se les abrieron los ojos,
y se dieron cuenta de que estaban desnudos.
Y cosiendo hojas de higuera
se hicieron unos ceñidores».

¡LA MODAl

En fin: que Eva fue la primera modistilla de la i toria que se hizo un mandilillo que, más que tapar lo suyo, lo insinuaba, haciendo que Adán se babeara todo.
A partir de entonces, la MODA es un ídolo al que, como si fuera un dios, le damos Culto de LATRÍA.

Hace algunos veranos se pusieron de moda las chancletas de goma, propias para barrer la calle, regar el huerto, encalar las paredes, tender la colada y así. Pero las mujeres salían con ellas al cajero del banco, a hacer la compra, a mirar escaparates, a charlas con las amigas, a las tertulias de la Tele... Y hasta a recibir los Santos Sacramentos, como si se tratara de una merienda campestre.

¡Pero iban a la MODA!

En este tema, como en tantos otros, hay que tener en cuenta lo que decía el filósofo HERÁCLITO:
«Los ojos y los oídos son malos testigos
para los hombres que no tienen alma».
Y el REFRANERO, que no puede estar callado, nos dice:
– «Agua estantía, renacuajos cría».
– «Cada botón, busca su ojal».
– «Abracijos, no hacen hijos,
pero son preparadijos».
– «Ajo que salta del mortero, no lo quiero».
Sepa ahora la juventud que:
– Antes de beber el vino, hay que pisar la uva.
– Antes de ser párroco, hay que haber sido monaguillo.
– Antes de llegar a Mayoral, hay que ser motril.
– Antes de besar el Santo, hay que hacer el camino a Santiago.
– Antes de comer el cocido, los garbanzos a remojo.
¡QUE ASÍ SEA!
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