Sin la ayuda de su hija Triana no se habría podido ejecutar este crimen

El jurado popular la considera cooperadora necesaria y las acusaciones solicitan las mismas penas que para la madre

I.H.
20/02/2016
 Actualizado a 14/09/2019
Triana, en un momento de la lectura del veredicto. | CASARES
Triana, en un momento de la lectura del veredicto. | CASARES
Triana Martínez, la hija, fue cooperadora necesaria del crimen de Isabel Carrasco. Su madre efectuó los disparos que causaron la muerte a la víctima, pero «su aportación fue esencial e imprescindible para conseguir tal objetivo sin que fueran descubiertas». Según las cuestiones del objeto del veredicto que tuvo que abordar el jurado popular –entre las que no había referencia alguna al supuesto incidente de acoso sexual  sufrido por Triana por parte de Carrasco–, existía un plan para matar a la expresidenta de la Diputación provincial y el PP leonés con un reparto de papeles entre ambas. En el marco de ese plan, Triana acumuló información sobre la víctima, buscó armas en internet y efectuó seguimientos a Carrasco.

Triana esperó a su madre en el pasadizo para recoger el bolso con el arma y deshacerse de él Además, dan por probado que la madre entregó el bolso con el arma homicida a su hija en el pasadizo que une la plaza de Colón con Gran Vía San Marcos, donde ésta la estaba esperando. Los supuestos de Triana también fueron aprobados por unanimidad del jurado.

Su abogado defensor, que pidió que se le aplicaran las penas mínimas para cada uno de los delitos de los que fue considerada culpable: asesinato, atentado a la autoridad y tenencia ilícita de armas, también pidió que fuera puesta en libertad provisional dado que la sentencia (que tendrá que emitir ahora el magistrado presidente del tribunal una vez leído el veredicto) iba a ser objeto de recurso.

Además, dijo que veía muchas contradicciones en la decisión del jurado pues al mismo tiempo que en el veredicto se reconocía que el crimen se produce después de la llamada de Montserrat a su hija, dan por válido que hubo una entrega del bolso directa de la madre a la hija en el pasadizo, lo que, tal y como expresó en la sala, es «matemáticamente imposible» según la prueba notarial presentada en el juicio en la que se miden los tiempos y distancias.
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