"Los del jurado son los que deciden todo"

Decenas de leoneses se entremezclan con los periodistas de toda España en la plaza de San isidoro en el día con más gentío y expectación que se recuerda

Sergio Jorge
20/01/2016
 Actualizado a 01/09/2019
Una periodista entra en directo para una televisión cuando aún no ha amanecido del todo en León. | MAURICIO PEÑA / DANIEL MARTÍN
Una periodista entra en directo para una televisión cuando aún no ha amanecido del todo en León. | MAURICIO PEÑA / DANIEL MARTÍN
A las ocho y media de la mañana, las calles de León están aún frías y oscuras, y más en un martes de enero, porque apenas circulan funcionarios rezagados y estudiantes adormilados, que no tienen fuerzas ni para descubrir la cabeza entre bufandas y gorros. Por eso tendría que sorprender más si cabe que la plaza de San Isidoro tuviera ya un trasiego fuera de lo común. Pero no, no cogía a nadie desprevenido el revuelo que durante todo el día se vivió frente a la Audiencia de León, porque a estas alturas a ningún leonés se le escapa que ayer empezó el "juicio más mediático de la historia de León", una frase que ya empieza a ser tan repetida como el "León está de moda", otro mantra de los últimos tiempos en la capital del Bernesga.

Eran periodistas, cámaras, fotógrafos y otros profesionales del mundo de la comunicación los que desde primera hora se arremolinaban frente a la Audiencia Provincial, y no abandonaron en ningún momento la zona, pese a que la mayoría subió a la sala acondicionada para los medios, con más de 160 personas acreditadas de unos 40 periódicos, cadenas de radios y de televisión. Los menos, los más resignados, seguían las evoluciones del juicio desde la plaza, pendientes de los directos que desde León, Valladolid o Madrid les obligaban a protagonizar.

Así que ahí estaban una docena de trípodes de cámaras de televisión colocados frente a la fachada de la Audiencia, a la espera de que sus dueños aparecieran para lograr las imágenes de Triana, Montserrat y Raquel entrando o abandonando el edificio.

La locura se desató como era de esperar cuando apareció el furgón policial con madre e hija, y se disolvió igual de rápido porque la mayoría subió a la Audiencia. Y a partir de ahí, a esperar.

Pero el ambiente en San Isidoro, a partir de la llegada de Triana y Montserrat, no hizo más que animarse porque los leoneses no querían perderse la noticia del año. O por lo menos sentirla de cerca, ver a unos metros a las mujeres que han cambiado la historia de León y han introducido a la ciudad en la crónica negra de España del siglo XXI.

Así que los corrillos eran a media mañana más concurridos que cualquier otro día, todos comentando cómo había sido el asesinato, cómo madre e hija escaparon y fueron detenidas poco después, si la policía local era o no responsable de alguna forma de la muerte de Carrasco...

Periodistas, fotógrafos y cámaras del mundo de la comunicación se arremolinaban frente ala Audiencia Provincial
"Los del jurado son los que deciden todo", afirmaba un hombre mayor, a todas luces jubilado, mientras sus acompañantes le daban la razón, aunque sus miembrosno fueron vistos en toda la jornada, porque llegaron en un microbús en donde se podía leer ‘Romerías’, con el consiguiente juego de palabras que provocó entre los asistentes.

Otras señoras comentaban cómo había sido disparada y alguna aún explicaba a otra que hoy era el juicio de Isabel Carrasco y de ahí que hubiera tanta gente. Pero no, nadie en León era ajeno a la sesión que empezó pasadas las nueve y que culminó poco más tarde de las seis y media.

La expectación era máxima, también por la presencia de los periodistas, entre los que no faltaban algunos rostros visibles de la televisión nacional. Manuel Marlaska, de La Sexta, o Eduardo Suárez, leonés de El Español y yerno de Pedro J., eran algunos de los que ayer estaban informando desde León como testigos directos del desarrollo del juicio. 

Los menos, los más resignados, seguían las evoluciones del juicio desde la plaza, pendientes de entrar en directo
Por eso no había más que unidades móviles en la plaza, pese a que normalmente está prohibido entrar a los no residentes y por supuesto aparcar. Pero la tele todo lo puede, y más si son BMW como los de Antena 3, o furgonetas de las agencias que de tan grande casi tapaban la basílica de San Isidoro, donde dicen que reside el Santo Grial pero del que este martes nadie se acordaba, ya que la fe estaba al margen y sólo había espacio para la crónica negra.

Los bares servían también como termómetro de lo que pasaba en las cocinas y salones de toda la provincia y, por qué no, en los de toda España en los que había algún leonés. Era aparecer el caso en los telediarios y se hacía un silencio casi sepulcral por mucha gente que estuviera tomando sus vinos o comiendo en un día en el que la rutina se paralizó en el centro de León.

Ese silencio, tan inesperado, tan definidor del interés por un caso que ha cambiado a la provincia y sus gentes, se renovaba cada vez que se cambiaba de canal y volvían a aparecer las caras de Triana, Montserrat o Raquel. Ni un insulto, ni una palabra de más, ni un gesto. Sólo silencio para escuchar y para saber qué es lo que decían los letrados en el primer día de batalla judicial.

Los leoneses no querían perderse la noticia del año. O por lo menos ver a unos metros a las mujeres que han cambiado la historia
Ese interés, cerca ya del morbo, hacía que en bares como el Boccalino, que da puerta con puerta con la entrada secundaria de la Audiencia, nada más que se supo que tras la comida había llegado el furgón policial con madre e hija, muchos fueron los que se asomaron a la plaza para ver en primera persona a la autora confesa. Incluso una camarera hacía equilibrios para ver con más claridad cómo accedían Montserrat y Triana al edificio, mientras otros grababan el minúsculo trayecto desde el vehículo hasta el interior.

Porque los teléfonos móviles fueron también muy protagonistas durante toda la jornada, no sólo por la gran cantidad de leoneses que se acercaban a la fachada de la Audiencia para grabar a las acusadas mientras salían o entraban al edificio. También porque la caída de Twitter durante las primeras horas de la mañana hacía desesperarse a algunos periodistas, que no podían actualizar lo que iban viendo y fotografiando desde la plaza de San Isidoro, algo que a media mañana ya se había subsanado.

Y hoy, segundo día de juicio, muchas de las estampas que se vieron ayer en las inmediaciones de San Isidoro, se volverán a repetir.
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