Traqueta y los anillos de boda

La última de La Nueva Crónica

12/12/2025
 Actualizado a 12/12/2025
| SAUL ARÉN
| SAUL ARÉN

Traqueta era un curioso vendedor ambulante que llevaba toda «su industria» (así la llamaba él) en una maleta de madera que posaba con gran pompa y espectáculo en las plazas de los pueblos que recorría: «En este almacén encontrará todo lo que necesite».
Y abría aquella maleta mágica en la que desplegaba a cada lado de las medias maletas dos filas de estanterías en las que ofertaba sus productos, unos grandes almacenes en una sola maleta, y alguna novedad desconocida para muchos de los vecinos que acudían a su llamada: «A estas culebras les dicen espaguetis en el extranjero, que de allí vienen».
Y así iba desvelando la propaganda de todos los productos que allí ofrecía; y cuando veía mozos en edad de cortejar les decía en voz baja: «También tengo anillos de boda, si te interesa me esperas al final».
Y siempre le esperaba alguien, que había captado el mensaje de los anillos de boda que no eran tal, sino una caja de los entonces prohibidos preservativos, condones para entendernos. No estaba mal puesto el nombre pues fallaban en exceso y la aventura acababa en boda.
Cada vez que veo una misteriosa maleta que no entiendo me acuerdo de Traqueta y pregunto: «¿No tendrá anillos de boda?». 
La cara de extrañeza me hace pensar que no entienden los viejos códigos. 

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