El toro, es cosa de hombres...

Fulgencio Fernández y Mauricio Peña
22/05/2025
 Actualizado a 22/05/2025
| MAURICIO PEÑA
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La chapa con el anuncio es una joya que, además de un codiciado objeto de coleccionista, cuenta una larga historia, recupera unas formas y unos tiempos que fueron y muchos se empeñan en negar que existieron. La chapa, por suerte, soporta el paso del tiempo y sus inclemencias y emerge entre los cachivaches de cualquier coleccionista contando «aquí estoy y esto os cuento...».
Y lo que nos recuerda la chapa, de los tiempos de la Tabacalera y el aceite a granel, no puede ser más explícito: «Soberano, es cosa de hombres». Lo curioso del anuncio es que en sus diversas versiones transitaba por los mismos caminos que hurgaba el mensaje. Así, en el más repetido, una joven rubia muestra en sus manos una copa bajo el lema «es cosa de hombres», se supone que para ofrecérsela al hombre de la casa, porque si es para beberla ya es como para tirarse al mar de Gijón sin flotador. 
Otro de los anuncios de la época (años 50 a 80 del siglo XX) debajo de «es cosa de hombres» colocaba una guitarra, española por supuesto, hurtándole a la mujer la capacidad de tocarla. Y en esa misma linea de «la guitarra» triunfó otro anuncio de coñac, que simplemente decía «Veterano, ¡el toro!». Y olé. El toro que sigues viendo al viajar, el toro de Osborne (la casa de Veterano) que fue indultado cuando la ley retiró todos los anuncios situados al borde de la carretera... menos el toro.
¿No tenía nada que decir la mujer en el mundo del coñac? Sí, de aquella manera, quizás el primer anuncio que hizo furor era el de una joven rubia (había fijación con ellas, a lo que parece) caminando por la playa a lomos de un precioso caballo blanco ¿Qué anunciaba? «Coñac centenario Terry, el de la malla dorada, sabor que nunca se olvida, campeón de temporada». 
No parece que los versos fueran de Machado.

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