¿Tanganica o Taranilla?

La última de La Nueva Crónica

01/05/2025
 Actualizado a 01/05/2025
| MAURICIO PEÑA
| MAURICIO PEÑA

Hay espectáculos que por tenerlos ante nuestros ojos –o por falta de exotismo– nos pasan desapercibidos, no nos detenemos ante ellos, no disparamos con la cámara del móvil a diestro y siniestro, hasta que alguien viene de lejos y queda admirado ante ellos.

«No conocemos Taranilla pero hemos estado en Tanganica» es una frase que decía el desaparecido Poncho, aquel Leoncio que, por soñar, hasta creyó que era viable una especie de FPrural en nuestro medio rural, en Gradefes, sin ir más lejos. Pronto le abortaron el sueño, es peligroso (y sospechoso) creer en lo nuestro, y hasta tuvo que salir a desmentir lo inaudito ante las acusaciones nacidas de quienes querían golpear su linea de flotación:«No somos unos quemasantos», decía para explicar que lo único que había hecho en una España aconfesional fue no poner crucifijos. 

Nuestras praderas, las orillas de la carretera, los montes, están felizmente pobladas de yeguas y caballos ¿Te has detenido a verlos trotar, a disfrutar de su estampa en el horizonte, a verles realizar sus trabajos diarios?

Es lo mismo que decía Poncho de Tanganica y Taranilla, vivimos mirando al Serengueti mientras en los montes de Lillo, por ejemplo, el espectáculo vive nuestro olvido y, a veces, hasta nuestro desprecio.

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