Precursor de las ruedas de tacos

Fulgencio Fernández y Mauricio Peña
05/06/2024
 Actualizado a 05/06/2024
| MAURICIO PEÑA
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Abelardo el de Valcabado –un fenómeno de 92 años que no tiene más ambición que le dejen coger la azuela y subirse a un andamio y trabajar– cuando se vino arriba al ver cómo alababan el trabajo hecho por sus colegas artesanos del gremio en el artesonado del pueblo dejó en el aire la reflexión: «Es que en los pueblos estamos la gente que hace las cosas, ¿qué tienen en la ciudad? La catedral y esas cosas, que las hicieron cuando era un pueblo ¿De dónde son los carros que andan por las calles para lucir las fiestas? De los pueblos. Cuándo reciben a esos señorones que vienen de Europa con las perras, ¿de dónde son los pendones que llevan para hacerles pasillo? De los pueblos, de aquí mismo van muchas veces para lucir las cosas». 
Y te mira con cara de pícaro. Se rasca debajo del sombrero y remata: «De un depósito que hice yo en San Miguel del Camino hay fotos hasta en Rusia, que no es porque lo haya hecho yo, pero es una obra de arte».
Y así seguimos repasando y acabamos por no entender cómo puede haberse producido ese fenómeno terrible de lo que llaman de otra manera más terrible: la España vaciada. 
Mira la foto. De un lado le da la razón a Abelardo y, del otro, para esos que se creen que inventaron la penicilina con lo de las ruedas de tacos, ¿qué me dicen de estas ruedas de invierno o de verano sin alharacas?
De la Sobarriba, claro, por algo Colón nació allí y no en una ciudad. 

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