Urbano –aquel del mejor Elosúa CB, el que inventó Urzapa– se ha convertido en un monumento itinerante a la dignidad y a la solidaridad más ejemplar, aquella cuyo gran beneficiario va a ser otro que un día se vea como hoy se ve él: enfermo de ELA, pocas enfermedades más crueles.
Urbano es la dignidad pura, que debería hacer en cada minuto que se le caiga la cara de vergüenza a los más indignos que hoy salen a la calle en traje y coche oficial, aquellos que un día se hicieron fotos detrás de la imagen más ejemplar: Una ley ELA «por unanimidad de todos los partidos» (algo insólito) para mejorar la vida de los enfermos y sus familias.
Era el 30 de octubre. Hace 126 días. Y nada.
En ese tiempo Urbano ha dejado de hablar, la enfermedad camina, pero acude allí donde puede ayudar (al pabellón, al febrero solidario...) ¿Se puede ser más digno? Pónganse en pie ante él, que él no puede.
Los de la foto ni palabra de la ley ELA, claro ¿Se puede ser más indigno?
Por una vez sí tengo respuesta.
No se puede ser más indigno, ni sinvergüenza, ni insolidario, ni caradura, ni malo, ni inútil, ni infame, ni rastrero, ni mezquino... el diccionario os dejará ampliar hasta el infinito y con justicia.
Ni indigno, ni indigno, ni indigno, ni indigno, ni indigno, ni indigno.