Aveces un lema que hace furor se convierte en fundamental para el éxito de cualquier iniciativa, movimiento, protesta... muy cercano está en la memoria, en aquellos tiempos de hastío y descreimiento (que aún no pasaron) el lema de «poco pan para tanto chorizo» que, escribiendo este recuadro al final del telediario, te dan ganas de volver a pintar en la pared, en cualquier pared, por ejemplo en aquella que borraron el viejo lema: «Prohibido fijar cuarteles».
Viene a cuento el lema –poco pan...– viendo la imagen de hoy; cualquiera que conozca la raza sabe que esa alambrera no va a disuadir al animal de encaramarse como si fuera una roca, que hace con tanta destreza, y comer aquellas ramas que verdaderamente le apetezcan. Y encima haciendo sonar el cencerro para que todo el mundo sepa de su transgresión.
Y puestos a buscarle lema, en este caso se llama titular, no puede haber otro: «Poca alambre para tanto cabrón»;aunque haya que recurrir a una de esas palabras malditas, cabrón, que nos empeñamos en no ver como lo que son, simplemente el macho cabrío.
Reticencia lógica si hasta la RAE evita citarla con sus tradicionales vericuetos: «Dícese de una persona, de un animal o de una cosa: Que hace malas pasadas o resulta molesto». Por ser un cabrón, imagino.