Olvida la paponada municipal (no empecemos, no es despectivo) el escepticismo del veterano párroco que cuando los agricultores le pedían que el cielo les solucionara la cosecha que el suelo les negaba, sacando a la Virgen en esas procesiones que llamaban rogativas para que lloviera, como hicieron ayer en Valdorria, el cura les avisaba: «Si hay que sacar la Virgen, se saca, pero de llover no está».
Bien es cierto que hacía algo de trampa y cuando veía en el cielo que de «llover sí está» no les hablaba de su escepticismo, organizaba la rogativa y así se ganó merecida fama de atraer la necesaria lluvia. No acaban de entender las gentes del campo que el método más seguro para que llueva es inaugurar la Feria de Libro o convocar la Mesa por León al aire libre.
Quiero ello decir que por mucho que a cada hora en punto el papón abandone sus tareas de cofrade para escuchar, mirando al cielo, el tiempo que anuncia el servicio meteorológico nada va a cambiar. Si de llover sí está, lloverá. Si de llover no está ya habrá un párroco que diga «vamos a salir y que sea lo que Dios quiera», apuntándose el tanto para la empresa.
Lo malo de la pasada Semana Santa es que por mucho que pida al cielo desde las escaleras de Santa Nonia si «de llover sí está» lo tiene crudo.