¿No tienes pueblo? Cómpralo

Haciéndole una entrevista al irrepetible Nano, El Cubano de Coladilla, en medio de la misma el imprevisible personaje recordó una conversación inicial y se dirige a nuestra compañera Laura, sin hacer caso a las recomendaciones de que conteste a lo que le preguntan, algo muy habitual en él: «¿Entonces no tienes pueblo?».
– Eso no es lo que te están preguntando, tú haz caso.
– No puedo, no se me va de la cabeza que no tienes pueblo. 
– Pues no lo tengo.
– Toma 50 euros y compra uno, que están baratos. 
No le faltaba razón a Nano. Primero engañaron a sus habitantes contándoles que lo mejor que podían hacer con sus ahorros era comprar un piso en León, después acabaron con sus trabajos, despreciaron sus costumbres y sus formas de ver la vida, suprimieron sus servicios, aislaron sus vidas, apagaron sus cocinas. 
Y ahora encuentras pueblos enteros en venta. Esos lugares que los portales que los venden adornan con tópicos de «plena naturaleza, impresionantes paisajes...» son pasto de los reportajes en prensa cuando hay quien los compra; como quien adquiere una tenaza de capar en el rastro. Que seguro que se le hincha el pecho cuando dice tomando un vino:«Me compré un pueblo». Eso es poderío, sí señor.