Los magos del coche de línea

La última de La Nueva Crónica

03/03/2025
 Actualizado a 03/03/2025
Coche de línea en Tarna, en 1932. | ARCHIVO ESTEBAN RODRÍGUEZ
Coche de línea en Tarna, en 1932. | ARCHIVO ESTEBAN RODRÍGUEZ

El coche de línea forma parte de la memoria y los recuerdos de muchas generaciones de nuestros pueblos, en los que el coche de línea era el intercambio de la vida, el utilizado para acudir a la ciudad, en el que llegaban las visitas, el de los estudiantes, para acudir a las fiestas cercanas, en el que los pescadores mandaban las truchas a los restaurantes a los que se las vendían, en el que le encargabas las medicinas al chófer, venían las cajas de fruta u otros productos para los comercios...

Casi se podría decir aquello de «y también llevaban viajeros», como se dice «y también sirven para hablar por teléfono» de los modernos móviles de última generación, en los que es más fácil saber la altura exacta del Everest que llamar a tu madre. 

Y los que eran una leyenda son los conductores de aquellos primarios autobuses por carreteras infames, impropias de llevar tal nombre, en casi nada diferentes de un camino de cabras un poco más. Añádele nieve, de verdad, grandes nevadas. Crecí escuchando cómo Antonio el de Reyero hacía bajarse a los viajeros en mitad de las Hoces porque debía pasar un tramo sobre unos tablones o historias muy parecidas.

Mira el coche/camión de viajeros que atraviesa Tarna y no hace falta que imagines el valor del hombre que va al volante... o la mujer, pues no es mala foto para recordar a Catalina García, la de Cofiñal, la primera mujer con carnet de conducir autobuses y hacer la línea Cofiñal-Boñar durante un buen número de años;por otra de esas zonas de nevadas y con muchos de los cometidos apuntados, llevar viajeros, repartir el correo, coger las medicinas que le encargaban, cargar truchas...

Ylo que surgiera, echar las quinielas, con el tiempo.

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