Juli, la churrera de Cistierna (en realidad de Yugueros) fue capaz de hacerse su casa con sus manos y hasta de matar el gocho por el sanmartino sin necesidad de ayuda de nadie, con un sistema de poleas y cadenas que ella misma había fabricado sujetaba al cerdo y procedía...
En Juli manda la lógica de los hechos. Tanto que dejó la furgoneta de churrera ambulante cuando su hija se casó con un extranjero que no le entraba en la cabina, daba con cabeza en el techo.
Juli, que era capaz de hacer lo más imprevisible y necesario, no era sin embargo capaz de entender que nadie supiera solucionar aquellas preguntas que hacían en unos programas que había en la tele en sus madrugadas de insomnio. Aparecía un presentador (presentadora por lo general, en minifalda)y un número de teléfono en grande para llamar si sabías la respuesta. En pequeño y pasando a toda leche, que no lo podías leer de la velocidad, informaba de las tarifas especiales por llamada.
– Capital francesa que tiene una famosa torre y cuya catedral se llama de Nuestra Señora. Empieza por PA y acaba en S. Faltan dos letras.
– ¡Coño París!; decía Juli. Y llamaba, le cogían el teléfono, música, dígame, París, muy bien, la llamaremos si ha resultado ganadora.
No la llamaban. Ni con París, ni con Londres... lo que sí le llegó fue una factura de teléfono que le comió la ganancia de mata dos gochos en casa.
No todo es lo que parece ¿Dígame? ¿Quiere saber de salud, dinero o amor? ¿Para usted o para un ser querido? A la carta.