Las jícaras, ojo con ellas

La última de La Nueva Crónica

Fulgencio Fernández y Mauricio Peña
11/01/2024
 Actualizado a 11/01/2024
| MAURICIO PEÑA
| MAURICIO PEÑA

Las jícaras es una de esas palabras bellas que forman parte de la magia de aquella infancia en la que la belleza estaba en las palabras pero, ¡ojo con ellas!, las cargaba el diablo. Como tentemozo, dibura, falampo... y tantas y tantas otras que no las quería ni la Academia, como para no sacar de quicio al irreverente Melladín de Pedrosa.
Fascinados por la magia de aquellos cristales que servían de banco de descanso en sus vuelos tanto a águilas como pardales ascendimos a mirar en su interior, que es como se conoce el alma de las cosas, pero la jícara disparó la rabia que destila el progreso y el bueno de Miro salió disparado por los aires. Una chiruca apareció a 100 metros y él quedó inmóvil en mitad de la pradera, quemado pero vivo, quemado vivo, pero la culpa era suya, nuestra, que no sabíamos que el misterio bello de las jícaras viene envuelto en el feo papel del color del dinero.
Por la ventana veo a Sara, 90 años, espalar nieve y frío. De un coche le preguntan por dónde se va a Pajares. Se lo dice. Sara nunca dispara rabia. 

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