Dice una tal IA —que debe ser como la sobrina lista del tío Google— que los inventores del coche híbrido serían, según se mire, o un tal Ferdinand Porsche, que ya tiene un apellido sospechoso, o bien Henri Pieper, un belga muy preparado. A fin de cuentas dos extranjeros de esos que condenamos a trabajar cuando gritamos aquello de «¡que inventen ellos!», que dicen que dijo Unamuno, que sí era de aquí porque lo malo está claro que lo decimos nosotros.
Y, sin embargo, no me creo nada; ni a Porsche, ni a Pieper, ni a Unamuno. Otra cosa es que no lo patentaramos, «de eso no me aparto», que es como dicen en los pueblos que «puede ser».
Pero, ¿me vas a decir que son capaces de inventar en el extranjero un modelo de depósito/gasolinera mixto como el de la foto?
¿Me vas a decir que te imaginas por el extranjero un coche/burro mixto como el que lució por nuestras carreteras el añorado Tigre de Villahibiera?
¿Me vas a decir que puede nacer en el extranjero de fuera de España un manco como Sasi el de Mondegranes que ante todo lo que le pidas, de un reloj de madera a un ascensor artesanal, decía «eso se hace con la gorra»?
¿Y Belarmino el molinero que inventó un barco que no necesita combustible porque razonaba que si una pequeña presa es capaz de mover toneladas en su molino ‘el mar tiene que mover el mundo’?
Y la IA y el tío Google mirando para las apabardas. Así les va.