¿Hay quién ladre?

Fulgencio Fernández y Saúl Arén
03/05/2024
 Actualizado a 03/05/2024
| SAÚL ARÉN
| SAÚL ARÉN

Dice mi vecino ‘el sabio’, cuando vuelve a casa cada vez que baja a León en el coche de línea «por evitar cogerle miedo a la gente, que a los jubilados nos lo ponen todo en la puerta, como pagamos», explica:

– No me aparto que estará bien lo que veo por la capital, que el mundo está por tragar con lo que le echen, pero a mí ver que hay señoritos hasta entre los perros... no me negarás que no puedes pasar de largo sin mirar.

– Pues mira, ¿quién te lo quita?

– Y miro, eso es lo malo, que el perro también me mira a mí y todo me parece que me dice que a él lo que le gusta es ladrar. 

Y siempre me cuenta la historia de dos perros que están uno a cada lado de la frontera. Uno es un piojoso que aspira a cambiar a un dueño que le regale pulgas, y del otro lado hay un perro señorito, con chaleco y lavado con champú especial.

Y resulta que los dos quieren atravesar la frontera e irse a vivir a la casa del otro.

Todos parecen entender los sueños del pulgoso que quiere salir de la tierra de los picores. Pero nadie comprende los sueños del señorito, que también quiere cambiar de aires. Hasta que él mismo lo explicó:

– Es que lo que más me gusta es ladrar, pero molesto. Y no llevar cadena.

Resulta que de los dos, solo ladraba el piojoso. 

Como dirían los viejos luchadores: «¿Hay quién ladre?»

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