Si el atorrante Trump insiste en tocar los ‘güevos’ (el precio también) la imagen de hoy tendrá dentro de ella a una especie protegida, la gallina, pues todas las de su raza, las que pongan, claro, pasarán a ser las gallinas de los huevos de oro.
Nunca imaginó la humilde gallina en su corral verse envuelta en el proceloso asunto de los aranceles, ella que estaba escarbando sin meterse con nadie; ni siquiera con el gato, con el que tiene firmado un estable pacto de no agresión, basado en compartir los alimentos que el dueño lanza por encima de la valla, lo suficientemente alta para que el zorro no llegue.
No tengo claro el potencial de la gallina como arma de disuasión masiva, pero con tipos como Trump nunca se sabe cómo le va a dar vueltas la quijotera.
No hay que olvidar que cuando Estados Unidos invadió Granada una pequeña Junta Vecinal, la de Piornedo mismamente, le envió al presidente Reagan un escueto telegrama: «Míster Ronaldo, o abandonan inmediatamente la isla o desde esta Junta Vecinal tomaremos desagradables medidas».
El caso es que a las pocas horas se llegó a un acuerdo y se acabó aquella guerra. Muchos mantienen que fue una casualidad. No lo creo.
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