Elogio de los irreductibles

La última de La Nueva Crónica

Por Fulgencio Fernández y Mauricio Peña
23/04/2024
 Actualizado a 23/04/2024
| MAURICIO PEÑA
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Ahora, que ya se van subiendo al carro muchos abanderados, tal vez sea el momento del recuerdo y el elogio de los irreductibles, aquellos que se subieron al carro primero, los que no se fiaron de caudillos pasajeros e interesados; los que no pillaron cacho nada más llegar pero jamás dejaron la bandera en casa y la lucían orgullosos allá al fondo de la imagen, ya viniera de visita el rey o su peor escudero; los que nunca estuvieron de paso; los que no tocaron unos pelines y se fueron a mejor causa.

Sonríe al biés Cheva, boina y bandera de único fondo de armario, cuando los ve pasar mientras reparte su sabatina, una especie de manual de resistencia para no ser nunca «una colonia castellana», en expresión suya. Reflexiona sobre cómo han cambiado los tiempos Francisco Iglesias Carreño, que ya no necesita poner sello a las cartas al director que puntualmente enviaba a los medios con los lamentos y las advertencias de su histórico PREPAL. Incluso presume sin rubor de ser el candidato que más elecciones ha perdido; resultan fáciles de sumar: todas. Lo cuenta con la misma ingenuidad que cree en la bondad Luisín Arias. 

También hay históricos de la rama más beligerante y hostil, como Paco el de La Bicha, que todavía no hace mucho le pudo decir al presidente de una Diputación castellana que «aquí no se sirve vino extranjero» cuando le pidió un Ribera sin saber dónde se había metido. Aunque se lo explicaron a su regreso y borró el bar de su GPS.

Habría algunos irreductibles más, ¡cómo no!

Pero como dice siempre el que lleva las cuentas de los buenos: «No tantos, no creas».

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