Seguramente es uno de los titulares más repetidos, en cualquiera de sus versiones: Ecos de pasión, Ecos de una pasión o Ecos de la pasión.
Y, seguramente por repetido, es de esos titulares que los libros de estilo —no sé si sigue existiendo esa cosa— recomiendan que no se usen. Pero a su vez la sabiduría popular insiste en que «algo tiene el agua cuando la bendicen» y si se recurre a ellos...
Bien es cierto que son de los que sirven para un roto y un descosido. Y esos ecos de pasión puede ser, con toda justicia seguramente, el lema de una Semana Santa de esas que dicen ancestrales, puras y poco entregadas a las concesiones al turisteo, la de la vecina Zamora.
Pero también es, si mal no recuerdo, el nombre de un documental y un libro dedicados a otra semana llena de pasión ¿Santa? A tanto no me atrevería pues lo que cuenta es la historia del Gran Premio de La Bañeza de Motociclismo, pasión de tantos bañezanos.
Y recurren a él tanto Marca (el de Rajoy) como As cada vez que el Real Madrid necesita desempolvar la épica.
Tampoco es mala salida para los cientos y cientos de imágenes de Semana Santa que acumulan nuestros fotógrafos, que encuentran los ecos de la pasión un hueco para imágenes que les da pena dejar en el olvido.