Balones y pelota

La última de La Nueva Crónica

Por Fulgencio Fernández y Mauricio Peña
16/01/2024
 Actualizado a 16/01/2024
MAURICIO PEÑA
MAURICIO PEÑA

Antes de llegar a esta imagen de los balones en lista de espera para saltar a la cancha hay muchas horas de todo tipo de felices vicisitudes, que tienen componentes duros pero sarna con gusto nunca picó y padre/madre que recorre canchas con el hijo nunca protestó. 

Antes de llegar a la cancha (que muchas veces se llama Palacio, por algo será) en la que se exige una temperatura apropiada (no son los mejores tiempos para decir esto), se cambia de balón ante cualquier sospecha de imperfección, se detiene el partido para que el de la mopa limpie el suelo y nos haya resbalones, saltan el médico y el masajista ante cualquier contratiempo físico, una mesa controla el marcador y los segundos hasta con décimas... antes de ello, hay muchas mañanas de descanso dedicadas a recorrer canchas, hay muchas horas de entrenamientos desde que los balones eran más grandes que los jugadores, había uno para entrenar y si caía para la vía habría que recuperarlo para seguir...

Y el premio era llegar a este día de las bolsas llenas de balones. Otra cosa son los del tenis, que se permiten el lujo de abandonar la pelota. 

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