La demencia es una de las enfermedades más temibles de nuestro siglo. El aumento en la esperanza de vida ha incrementado su prevalencia de su forma alarmante. Actualmente, más de 55 millones de personas viven con algún tipo de demencia y esta cifra se triplicará para el 2050, según la OMS. En este contexto, la prevención es urgente y tanto desde una perspectiva médica como económica y social.
En este escenario, contar con un buen seguro de salud es clave. Medidas como chequeos neurológicos de rutina, terapias cognitivas o incluso el acceso a vacunas clave, muchas veces dependen de la cobertura sanitaria de la persona. Un Comparador de seguros es muy útil para encontrar una póliza que se adapte a las necesidades personales y proporcione la cobertura vacunal necesaria.
Recientemente, una nueva línea de investigación ha planteado que la vacuna contra el herpes zóster, que se usa para prevenir una infección viral, podría ayudar a proteger contra la demencia. En este artículo profundizaremos en la utilidad de esta vacuna y en las investigaciones que revelan su potencial como media preventiva en enfermedades neurodegenerativas.
¿Qué es el herpes zóster y por qué podría estar vinculado a demencia?
El herpes zóster es consecuencia de la reactivación del virus varicela-zóster, el mismo que causa varicela en la niñez. El virus permanece de forma inactiva en el organismo durante años y puede reactivarse en la edad adulta, causando erupciones dolorosas y, en algunas ocasiones, complicaciones neurológicas.
Los investigadores han comenzado a estudiar el vínculo que hay entre las infecciones virales y el riesgo de sufrir de deterioro cognitivo. Se ha observado que ciertas infecciones pueden provocar procesos inflamatorios crónicos dentro del cerebro, contribuyendo así a la neurodegeneración. Así, controlar o prevenir la reactivación del virus del herpes zóster podría tener algunos impactos positivos en la salud cerebral a largo plazo.
Estudios recientes: después de la vacunación, menor riesgo de demencia
Uno de los estudios que recibió mucha atención en esta área fue publicado en la revista Nature Medicine en 2023. En esta investigación, un grupo de científicos de la Universidad de Gales analizó los registros médicos de más de 280.000 personas mayores de 65 años. Los hallazgos fueron notables: las personas que habían recibido la vacuna contra el herpes zóster tenían un 20% menos de probabilidades de desarrollar demencia que los individuos no vacunados durante un periodo de seguimiento de siete años.
Además, en abril de 2024, la Universidad de Oxford publicó otro estudio donde se compararon dos versiones de la vacuna: una vacuna viva atenuada, y una vacuna recombinante más moderna. El análisis encontró que la segunda redujo el riesgo de demencia entre un 17% y un 27% en comparación con la antigua vacuna y los individuos no vacunados. Una revisión sistemática publicada en PubMed también respaldó estos resultados, aunque los autores advirtieron que las conclusiones son preliminares y se deben tomar con cautela.
De qué forma esta vacuna impacta el sistema nervioso
Existen algunas teorías sobre cómo la vacuna podría influir positivamente en la salud cerebral, aunque todo está en estudio:
1. Disminución de la neuroinflamación. La reactivación del virus varicela-zóster probablemente desencadene procesos inflamatorios en el sistema nervioso central. Por lo tanto, la vacuna podría prevenir la reactivación y, al mismo tiempo, reducir el daño cerebral asociado.
2. Defensa contra infecciones secundarias. Al mantener bajo control el virus, se reduce la posibilidad de que el sistema inmune entre en un estado de hiperactivación, lo que puede dañar tejidos neuronales sensibles.
3. Estímulo inmunológico beneficioso. Se ha documentado que ciertas vacunas permiten entrenar al sistema inmune para que proporcione una respuesta más eficiente, incluso contra procesos degenerativos como el Alzheimer.
Vacunación como estrategia de salud pública y en la prevención neurodegenerativa
Históricamente, las vacunas eran vistas como un medio para combatir las infecciones de un tipo específico. Sin embargo, la ciencia moderna está mostrando que algunas vacunas pueden tener beneficios mucho más amplios. Si los efectos protectores contra la demencia resultan ser correctos, la vacunación contra el herpes zóster podría ser incorporada en estrategias públicas y privadas diseñadas para prevenir el deterioro cognitivo en personas mayores. Por ello, el acceso al sistema público de salud es crucial.
Conclusión: una vacuna, muchas ventajas
En la búsqueda de formas de prevenir o retrasar la aparición de la demencia, la vacuna contra el herpes zóster ha emergido como un aliado inesperado y esperanzador.
La investigación sugiere que puede reducir el riesgo de deterioro cognitivo, particularmente en adultos mayores, debido a su capacidad para regular los procesos inflamatorios y proteger el sistema nervioso.
Los datos actualmente disponibles son prometedores, pero aún se necesitan ensayos clínicos más amplios para establecer una relación causal definitiva. Y una política de salud que permita el acceso a vacunaciones, chequeos de rutina y consultas especializadas es tan vital como el avance médico en sí.