El anuncio de cada nueva campaña agrícola en los pueblos de León se convierte en un ritual año tras año. Los tractores vuelven a sonar por las mañanas, las cooperativas recuperan el trajín habitual y en los bares se habla del tiempo y del encarecimiento del sector.
Este año, una vez más, las dudas y el temor continúan creciendo en relación a las temperaturas y la escasez de agua. Y es que, la temporada 2023-2024 fue uno de los años más cálidos en España desde que existen registros fiables de AEMET, y aunque el otoño dejó algunas lluvias que aliviaron el campo, la palabra que más se repite entre los agricultores es “incertidumbre”. Esa incertidumbre que obliga a mirar al cielo, pero también a tomar decisiones con mucho más cuidado.
Preparar el terreno antes de que el invierno se asiente
Quien camina estos días por las fincas del Páramo, de La Bañeza o de los alrededores de Sahagún observa en el paisaje a los agricultores revisando el suelo, comprobando humedades, midiendo la compactación con la experiencia que da toda una vida trabajando la tierra. Las semanas previas al invierno se han vuelto decisivas, por lo que no hay margen para improvisar.
Los cultivos de invierno (trigo, cebada, centeno, colza, veza) siguen marcando el ritmo en la provincia. Pero este año, con las previsiones de AEMET anunciando un invierno algo más cálido de lo habitual, muchos agricultores han adelantado pequeñas labores de desterronado y nivelación para facilitar el drenaje y evitar problemas de encharcamiento.
Ese paso empieza con la preparación del terreno. Un terreno bien asentado facilita que las semillas arraiguen, reduce la aparición de hongos y mejora la eficiencia de cada litro de agua que caiga. En una campaña incierta, es importante calibrar cada decisión y ejecutar la más conveniente.
Maquinaria adaptada al frío leonés y compras más prudentes
El cambio de clima también se nota en la demanda de equipos. En el mercado regional, la oferta de maquinaria agrícola Castilla y León se ha orientado hacia modelos que soporten mejor las heladas repentinas, los suelos arcillosos del sur de León o las variaciones bruscas de humedad. Los distribuidores confirman el aumento de las consultas sobre sembradoras de mínima labor, y el interés por tractores con bajo consumo y mayor fiabilidad.
Pero, con los costes del gasóleo aún por encima de los niveles previos a la crisis energética y los repuestos cada vez más caros, los agricultores están optando por renovar su parque de forma gradual. Aquí entra en juego una tendencia muy marcada en toda la comunidad: la búsqueda de maquinaria agrícola de segunda mano que, además de ser una cuestión de ahorro, se trata de máquinas que trabajen bien en condiciones parecidas a las que se dan en este territorio y que puedan se reparar sin grandes sorpresas. Según el Registro Oficial de Maquinaria Agrícola (ROMA), la venta de equipos usados ha crecido alrededor de un 10% en Castilla y León respecto al año anterior, una cifra que refleja claramente el clima de prudencia que impera en el sector.
Decisiones semana a semana en un clima que ya no es predecible
La agricultura siempre ha convivido con la incertidumbre, pero lo que está ocurriendo estos años obliga a replantear incluso las estrategias más tradicionales. La campaña pasada dejó resultados muy desiguales dentro de la provincia. En zonas del norte, como Omaña o parte de La Montaña Oriental, el agua llegó a tiempo; en el sur, algunos cultivos sufrieron demasiado la falta de lluvias en momentos clave.
El invierno que llega con temperaturas ligeramente más suaves que favorecen la germinación, pero también elevan el riesgo de enfermedades, como la roya amarilla o el mildiu, que afectan sobre todo al trigo. Por eso muchos agricultores revisan a diario las previsiones de AEMET, contrastan datos con los técnicos agrónomos de las cooperativas y ajustan la siembra casi semana a semana.
Se deben responder a las preguntas clave de cuándo sembrar, qué variedad elegir, si conviene esperar un par de días más por si cambia el tiempo. Se trata de la realidad que es parte esencial de la estrategia agrícola. La intuición, esa que se hereda de padres y abuelos, sigue siendo un instrumento tan valioso como cualquier manual técnico.
Cooperación, asesoramiento técnico y la resiliencia del agricultor leonés
En medio de todo este escenario, las cooperativas agrarias de la provincia están reforzando su papel como dinamizadores sobre el terreno. Ofrecen informes actualizados sobre humedad del suelo, recomendaciones de rotación y alertas tempranas de plagas. También facilitan compras conjuntas de semillas y fertilizantes, lo que ayuda a ajustar costes.
Pero más allá de los datos, hay algo como la resiliencia, innatamente humano, que es lo que sostiene al campo leonés. La gente que vive de la tierra sabe levantarse, adaptarse y volver a intentarlo, aunque el clima les juegue una mala pasada.
El campo sigue adelante. Con cautela, pero también con esperanza, porque pese a todas las dificultades, la tierra en León ha demostrado una y otra vez que sabe responder cuando se la cuida y se la mira con respeto. Y los agricultores, como siempre, ya están manos a la obra.