Zamora: un viaje espiritual e industrial por patrimonio e historia

Un destino único, una ciudad donde perderse entre sus calles y encontrar la calma, una ciudad segura, acogedora y abierta a la experiencia de los visitantes

29/11/2024
 Actualizado a 29/11/2024
Espectacular vista de la ciudad de Zamora, protegida por el río Duero. | AYTO. ZAMORA
Espectacular vista de la ciudad de Zamora, protegida por el río Duero. | AYTO. ZAMORA

Zamora es un momento de calma, bajar el ritmo, frenar las locuras cotidianas. Una ciudad bella, donde encuentras sosiego y recuperas los placeres de la lentitud o incluso consigues reconquistar la espiritualidad… placeres de  una naturaleza diferente. Una ciudad donde perderse entre sus calles y encontrar la calma, a través de un viaje en el tiempo recorriendo sus espacios singulares creados durante siglos, o su vasto patrimonio industrial fruto del trabajo y la transformación económica y social llevada a cabo por generaciones anteriores.  

Una ciudad para curiosos que quieren descubrir algo nuevo y diferente… Sí, Zamora es tu vecina desconocida. Una ciudad segura, acogedora y abierta a la experiencia de los visitantes, un lugar con ambiente y joyas en sus museos que solo hay que descubrir: enormes tapices sobre la Guerra de Troya, el Tesoro de Arrabalde, los pasos grandes y teatrales de la Semana Santa, esas extrañas caras y figuras de las fachadas y capiteles de las iglesias románicas. Y si te gustan estos demonios, Zamora tiene más de 20 iglesias románicas. 

Después de pasearte por la ciudad, con aire limpio y mucho espacio, alguien te prepara una pequeña mesa, y picas algo y tomas un vino… casi como en casa,  pero descubriendo el placer de lo casero en otro lugar, en una ciudad como Zamora, donde puedes hacer precisamente estas cosas…

Una ciudad románica de espacios sacrales 

Es un destino único, es una ciudad puramente románica con sus espacios sacrales  que te transmiten algo… una sensación enigmática un … no sé qué. Y también un bello ritmo en sus calles, sus plazas, las pequeñas tiendas y bares que te invitan a observar con sosiego cómo está pasando el tiempo. 

Esta ciudad ofrece una amplia experiencia espiritual, una experiencia de desconexión, con la serenidad que transmite por ejemplo cada una de las iglesias románicas, templos que reflejan la profunda historia medieval, el origen de la ciudad, verdaderamente románica. Los espacios sacrales te hablan mediante su silencio y su arquitectura directa y humana. Este estado de ataraxia también se encuentra en el silencio de la noche que solo se rompe con el sonido de las tranquilas aguas del Duero, y las sonatinas que emiten los animales que, al oscurecer, salen de sus escondites en las riberas del río. Una ciudad que nada más poner un pie en ella transmite sosiego y relajamiento, calles llenas de espacios tradicionales y bellos  monumentos que te cautivan y hipnotizan.

La joya arquitectónica de la ciudad es la Catedral, un templo de la transición del románico al gótico, una arquitectura vanguardista en su tiempo cuyos maestros de obra venían de Europa. Junto a ella, se encuentran los jardines del Castillo, un lugar tranquilo donde relajarse y poder apreciar las esculturas del artista Baltasar Lobo que brillan en los últimos rayos de sol de la tarde. El Castillo ofrece una de las vistas más impresionantes de la Catedral, aunque no la única, recorrerlo y apreciar la historia de esta fortaleza que ha sufrido tantas batallas y asedios.
Y cuando cruzas a la margen izquierda del río, podrás disfrutar de la más bella vista de Zamora, ese emplazamiento defensivo que se erigía sobre el Duero, frontera entre cristianos y moros y lugar de intercambio cultural.

De aceñas y el trabajo textil

Hablar de patrimonio cultural es hacerlo del legado que las generaciones que nos han precedido nos han dejado para que nosotros lo enriquezcamos y lo leguemos a las generaciones futuras. Dentro de todos los elementos que forman el patrimonio cultural hay un grupo que denominamos patrimonio industrial, el conjunto de los bienes muebles, inmuebles y sistemas de sociabilidad relacionados con la cultura del trabajo que han sido generados por las actividades de extracción, de transformación, de transporte, de distribución y gestión generadas por el sistema económico surgido de la Revolución Industrial. Si se trata de restos o edificios que son anteriores a la mecanización los llamamos patrimonio pre-industrial. 

En Zamora existen cinco conjuntos de aceñas, molinos de agua en parte medievales que se consideran elementos preindustriales. Las Aceñas de Olivares es un conjunto del siglo X que hoy alberga un pequeño Centro de Interpretación y tres ingenios que enseñan como la fuerza del agua se convierte en movimiento de elementos mecánicos.

La ciudad de Zamora está ubicada en un lugar habitado desde la Edad del Bronce por ser idóneo para el asentamiento de una comunidad; junto al río Duero en una meseta elevada, lo que significa tener cerca abastecimiento de agua para uso humano y para poder cultivar, y al mismo tiempo estar protegidos por las barreras naturales del río, los desniveles y la altitud. Zamora es un lugar de paso de la calzada romana de la Vía de la Plata, en el siglo X es una de las ciudades cristianas más importantes de la península Ibérica. Del período medieval datan los elementos preindustriales más antiguos que se conservan en la ciudad, las aceñas de Olivares.

En el siglo XVIII, la producción industrial más destacada en la ciudad era la textil, relacionada con las reconocidas mantas zamoranas, y los talleres alfareros, que se abastecían de los yacimientos de arcilla que existen en el territorio que rodea a la ciudad. 

Cuna de la electricidad

El fin de siglo XIX comienza con una autentica revolución de todos los ámbitos de la sociedad: vida laboral, vida privada y la producción industrial: llega  la luz eléctrica a la ciudad. Hay un ingeniero que es algo un sinónimo del origen del energía hidroeléctrica en Zamora: Federico Cantero Villamil (Madrid, 22 de junio de 1874-22 de diciembre de 1946) que es conocido por las presas y saltos de agua para la producción de electricidad que planeó y construyó a lo largo del río Duero. En 1899 funda la sociedad El Porvenir de Zamora, con la intención de explotar la presa de San Román, cerca de Zamora, con la construcción de un salto de agua que se prolonga hasta 1903, y que se convierte en el primero de España. 

Por otro lado hay que mencionar a Isidoro Rubio –industrial y político (alcalde en dos ocasiones)– que levanta una fábrica de luz en el desamortizado convento de las Comendadoras, junto a la iglesia de Santa María de la Horta, y en 1897 se hicieron las primeras pruebas de iluminación eléctrica en la ciudad.  Aquí comienza la transformación de una industria clave para la región y la ciudad: las fabricas de Harina que siguen existiendo e incluso produciendo hasta hoy. La fábrica de harinas del mismo Isidoro Rubio se encuentra contigua a la estación de ferrocarril en la carretera de Villalpando. Se trata de una obra del arquitecto español Gregorio Pérez-Arribas que data del año 1917. La familia Rubio trabajaba ya en las aceñas de Gijón, ubicadas en el Duero a su paso por Zamora. En los años 20, Zamora aumenta la producción y las harineras más importantes en este momento eran las de los hermanos Bobo (Gabino y Ambrosio), Isidoro Rubio, Rueda y Román, Viuda de Prieto y Federico Tejedor. 

El Ayuntamiento de Zamora está desarrollando un trabajo importante de poner en valor el patrimonio industrial. Forma parte del proyecto europeo IN-GENIOS DUERO-DOURO que pretende hacer accesible este enorme patrimonio para que los viajeros y la población de este territorio pueden conocer la historia de su pasado. 

 

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