Dicen que los comienzos siempre vienen cargados de ilusión, pero también de compromiso. Y este nuevo tiempo que abre Unión del Pueblo Leonés no es una excepción. Dar un paso al frente para representar al leonesismo político implica una actitud firme, seria y, sobre todo, una profunda lealtad a esta tierra que nos vio crecer.
Una tierra que cada día nos recuerda quiénes somos y por qué seguimos luchando: por un Reino que un día dio nombre a España y que hoy solo pide una cosa tan sencilla como justa: ser escuchado.
El tiempo pasa, sí, pero las causas justas no caducan. El leonesismo no es una nostalgia del pasado, sino una convicción de presente. Es un sentimiento, una esperanza y una manera de entender la vida. Si hoy UPL está más viva que nunca es porque la sociedad leonesa ha comprendido que las promesas desde Valladolid o Madrid no sirven de nada si las decisiones no se toman aquí. Que solo desde la unión del pueblo leonés se puede defender lo nuestro, lo que es de todos.
Nuestros pueblos se vacían, nuestras calles envejecen y nuestros jóvenes se marchan.Cada centro de salud cerrado, cada médico que falta, cada tren que no llega es una llamada de atención que no podemos seguir ignorando. Pero incluso en medio de la adversidad, hay motivos para la esperanza. Porque la Región Leonesa sigue llena de talento, de creatividad, de personas que creen que su futuro no tiene por qué escribirse lejos.
Y ahí está nuestro papel: defender una autonomía propia que nos corresponde y que puede cambiar nuestro destino. No pedimos privilegios, pedimos justicia. Queremos un modelo que permita decidir desde el territorio, que gestione nuestros recursos con sentido común, que cuide nuestros montes y que dé oportunidades a nuestros jóvenes.
Creo firmemente en la fuerza de nuestras comarcas, en la generosidad de nuestros pueblos, en la sabiduría de nuestros mayores y en la capacidad de nuestra gente para volver a ser un motor de progreso.
León, Zamora y Salamanca tienen todo lo necesario: historia, talento, recursos, identidad. Solo les falta lo que nos lleva décadas reclamando: la capacidad de decidir por nosotros mismos.
Desde UPL afrontamos este tiempo con una ilusión renovada y con un mensaje claro: queremos una tierra viva, moderna y orgullosa de su identidad. Y lo haremos con lo que siempre nos ha caracterizado: honestidad, constancia y un sentido de pertenencia que no se aprende, se siente.
El futuro no se improvisa. Necesitamos planificación, visión y valentía para romper inercias. Nuestra propuesta es sencilla y profunda a la vez: una autonomía leonesa que gestione desde la proximidad y mire hacia Europa con ambición. Una autonomía que dé respuestas reales a los problemas de hoy, que potencie la economía rural, que fomente la innovación y que devuelva dignidad a nuestros servicios públicos.
No se trata de mirar atrás, sino de mirar mejor hacia delante. Defender lo nuestro no es dividir, es unir con sentido. Es asumir que esta tierra tiene derecho a decidir cómo quiere crecer.
Quizá algunos piensen que el camino será largo. Puede. Pero los leoneses somos gente tenaz, obstinada, noble. No nos rendimos, no lo hicimos nunca. Por eso seguiremos luchando hasta conseguir esa autonomía que haría a España más completa, más justa y más madura. Queremos ser protagonistas de nuestro futuro, sin pedir permiso para sentirnos leoneses.
Y si algún día alguien me pregunta por qué sigo creyendo en esta causa, responderé con una sonrisa: porque nací en León, y en León aprendí que rendirse no entra en nuestro vocabulario.