El destino del Reino, a golpe de espada en Villadangos del Páramo

El segundo fin de semana de agosto, las huestes de doña Urraca I de León y las Alfonso I de Aragón regresan a las calles paramesas

23/05/2025
 Actualizado a 23/05/2025
Desde 1999 se lleva conmemorando en Villadangos del Páramo este trascendental hecho bélico. |AYTO. VILLADANGOS
Desde 1999 se lleva conmemorando en Villadangos del Páramo este trascendental hecho bélico. |AYTO. VILLADANGOS

Villadangos del Páramo conoce su historia y, cada verano, recrea un importante parte de este pasado. El segundo fin de semana de agosto, la localidad se sumerge en el medievo para volver a ser la “Villa de Viadangos”, pues ese era su nombre allá por el año 1111. Desde 1999 se lleva conmemorando en Villadangos éste hecho bélico que es, sin duda, de entre los acaecidos en el municipio, el que más trascendencia histórica supuso para el devenir del Reino de León y, por ende, para la historia de España. Las huestes de doña Urraca I de León y las del que solía ser su esposo, Alfonso I de Aragón, salen de nuevo a las calles paramesas.

En conjunto, se trata de tres días intensos en los que el Ayuntamiento de Villadangos del Páramo, junto a la colaboración de la Asociación Cultural Vltreia, la Junta Vecinal de Villadangos, y la implicación de gran parte de los vecinos de Villadangos, apuestan año a año por una feria de altísima calidad, ofreciendo al visitante ocio y diversión siendo fieles a la historia de los hechos que la motivan,  pilares que caracterizan a la Batalla de Villadangos, como uno de los referentes del verano leonés, y también ya de las recreaciones históricas.

El mercado medieval y los actos que enmarcan la feria congregan cada año a miles de visitantes, que viajan en el tiempo al antiguo Reino. Este mercado cobra vida con tabernas y los puestos de comida para saciar la sed y los estómagos de los visitantes, o talleres con oficios artesanales, como la alfarería, la cantería o la industria textil. El Campamento Medieval es un punto importante del mercado, donde se pueden ver talleres de fabricación de cota de malla, de escritura e iluminación medieval, y la fragua y la herrería, así como visitar el campo de entrenamiento de tiro con arco, la exposición de armamento medieval, levas de caballeros, así como exhibiciones de cetrería. 

Con todo detalle, las calles se llena de ambientación musical y teatral, con teatros itinerantes, el torneo de caballeros, los bailes medievales, los desfiles y cortejos de la villa y la cena medieval. 
Uno de los grandes atractivos, y acto central de este evento, es la recreación de la batalla, que se desarrolla en la tarde del sábado, y la representación teatral sobre la vida y corte del Reino de León, durante la tarde del domingo. La historia de este viaje se complementa con justas a caballo, la cena medieval, los desfiles, o los torneos participativos.

La historia

Para vivir plenamente esta recreación, nada mejor que conocer su historia que nos transporta al siglo XII, momento de tiempos convulsos para el Reino de León. Fue precisamente en Villadangos donde tuvo lugar una «derrota» que salvó al Reino de su perdición y su muy probable desintegración. A las afueras del pueblo, en el otoño del año 1111, se enfrentaron en cruel batalla los partidarios de la Reina Urraca de León  y las huestes de su esposo el Rey Alfonso de Aragón.

Entre los leales a Urraca de León, al frente de una comitiva de gallegos y leoneses, se encontraba el Obispo de Santiago, Don Diego Gelmírez, junto a algunos nobles gallegos y el Infante Alfonso Raimundez, hijo de Doña Urraca y su primer esposo, y por tanto legítimo heredero de la corona leonesa. Frente a ellos se encontraba el ejército aragonés, mucho mayor en número, acaudillado por Alfonso de Aragón.

Doña Urraca I de León y el heredero de la corona leonesa. | AYTO. VILLADANGOS
Doña Urraca I de León y el heredero de la corona leonesa. | AYTO. VILLADANGOS

El aragonés se había desposado años antes con la Reina, en el primer intento de una serie de políticas matrimoniales que se sucedieron en la historia de España para unir en un solo linaje a todos los reinos cristianos de la península. Doña Urraca era la primera reina titular de un reino europeo, y junto a una notable belleza, poseía un recio carácter que fue desarrollando con los años para sobrevivir y alzar su voz en un mundo de hombres. Su esposo, tenía alma de guerrero y era un gran estratega militar, lo que le brindó el apodo de «el Batallador». 

El juego de traiciones y alianzas, sirvieron al Batallador en su estrategia para hacerse dueño y señor de León, pasando  por encima de su esposa. En su camino tan solo se interponía su hijastro el infante Alfonso Raimundez, criado bajo la tutela del Obispo de Santiago y el legítimo heredero al trono de León.

En el año 1111, viendo los partidarios de la Reina Urraca, como ésta había sido de nuevo apresada por el Batallador, decidieron partir desde Galicia junto al pequeño Infante y el propio Obispo Gelmírez, para llevarlo a León y coronarlo Rey. Cuando apenas les quedaba una jornada para llegar a la ciudad regia, la comitiva acampó a las afueras de «Viadangos» e hicieron noche allí. Pero al alba, fueron alertados de que el ejército aragonés estaba a apenas unas millas preparado para atacar. Aunque los partidarios de la Reina eran mucho menores en número, hicieron frente a los aragoneses. La cruenta batalla se cobró muchas vidas en ambos bandos, y pese a salir victorioso de la contienda, fue una victoria amarga para el Batallador, ya que en el fragor de la batalla, el Obispo logró alejar del lugar al Infante. Con él se mantuvo vivo el futuro de la Corona leonesa.

Ese infante que se salvó de una muerte segura en Villadangos, se convertiría años después en Alfonso VII de León, sucediendo a su madre en 1126 como Rey de León, y más tarde en 1135 como Emperador de León, siendo coronado frente a la catedral como «Imperator Totius Hispaniae» y recibiendo el vasallaje de todos los reinos de la península, e incluso más allá. 

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