En cada rincón que da acceso a las aguas del río Selmo se puede ver a un pescador enfundándose ne neopreno y preparando las cañas para sacar de las aguas el arcoiris de las truchas. Ha sido uno de los reclamos principales en este curso, a su paso por Sobrado, al igual que las anguilas, que han traído a propios y foráneos a juguetear con ambas especies. Y también a degustarlas.
Anguilas y truchas son patrimonio de este rincón berciano, aunque las primeras son más recuerdo que realidad. Así lo decía el alcalde de la localidad, Constantino Valle en la I Fiesta de la Pesca que se inició en 2016 y desde la que reivindicaba cuidar ese patrimonio para que fuera el reclamo que fue antaño, cuando las anguilas de Sobrado tenían marchamo en todas las ferias. Las presas de los pantanos hicieron mella en esta especie, sin dejar aliviaderos para cuidar los movimientos naturales del mismo.
Sobrado, un pequeño municipio del Bierzo, que toca con Valdeorras y cuenta con unos 36 kilómetros cuadrados para unos 350 habitantes. Su riqueza está en el campo, en la madera y el producto de sus castaños milenarios y, en las aguas, en la pesca de la trucha y en restaurantes específicos que aprovechan el legado del Selmo.
Incluso cuenta con una piscifactoría en Cabeza de Campo, que nació en el año 2000 y se dedica al comercio al por mayor y menor de pescados y otros productos de la pesca y de la acuicultura, asi como la explotación comercial de piscifactorías. Toda una cultura de la pesca en su estado puro que se vive en un Selmo con encanto también para el ocio con una playa fluvial desde la que disfrutar de una tarde de verano, para acabar con una trucha berciana en el plato.
Cuando el arcoiris brota desde las aguas
Desde la trucha a la anguila sin dejar Sobrado
26/04/2019
Actualizado a
19/09/2019

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