Tras las repoblaciones llevadas a cabo por el reino de Asturias en los albores del año 1000, las tierras que hoy conforman el municipio de Puebla de Lillo comenzaron a tener entidad jurisdiccional. Ahí fue cuando los nombres originales de estos pueblos comenzaron a sonar en los ecos que nos llegan de aquella época, según explica el historiador del arte y guía oficial de turismo de la comarca, Alberto D. Valbuena.
«Nobles, monarcas, abades e hidalgos fueron haciéndose con el control de los principales recursos económicos; especialmente las rentas de los puertos merinos, los pontazgos o la regencia del alfolí real», indica.
Quiñones, Osorios, Vigiles, Trastámaras y Castañones, son los apellidos que desde la baja Edad Media se pueden leer en la documentación de la época: un ejemplo de aquel control fue el privilegio concedido en 1379 por Juan I de Castilla a los tragineros de los villa de Lillo exhonerandoles del pago de los impuestos suscritos al comercio en todos «los sus reinos».
El Torreón
De la época del dominio de los condes de Luna es el Torreón de Puebla de Lillo, que aún se erige en el centro de la población, y que fue testigo mudo de las rivalidades de los condes de Luna con los Osorios, marqueses de Astorga, por el control de los puertos de montaña del norte de León. El torreón era un baluarte defensivo del camino que unía las tierras leonesas con las asturianas.
Es cilíndrico, consta de tres plantas, tiene ocho metros de diámetro y con muros de dos metros de grosor. A lo largo de los siglos, este edificio, una vez abandonado por sus señores feudales, ha acogido casi todas las actividades posibles. Sufrió un devastador incendió en 1791, hasta que en 1913 pasó a ser durante un tiempo edificio del Ayuntamiento. Abandonado y arruinado durante décadas, fue restaurado para convertirse en centro cultural y de interpretación del Parque Regional de la Montaña de Riaño y Mampodre.
En la primera planta del inmueble encontramos el área de recepción donde se ofrece una visión general del Parque Regional y sus posibilidades de visita. Destaca un punto interactivo que incorpora una visita virtual a la Casa del Parque, y también encontramos una serie de paneles que reflejan la gran variedad de flora y fauna típica de cada una de las estaciones del año.
El castillo de Redipollos
El Torreón de Puebla de Lillo perdura aún en nuestros tiempos, pero no es la única fortaleza de la Edad Media en el municipio, y ese el caso del Castillo de Redipollos.

Según explica Alberto D. Valbuena, «en Redipollos se erigió un bastión de planta cuadrangular con adarve de mampostería de planta triangular. Un puesto de control, vigilancia y reflejo de los señoríos, tanto laicos como religiosos, que nos recuerdan a cuando las cabeceras del Porma fueron posesiones de monasterios -ya desaparecidos- como el de San Facundo y San Primitivo de Sahagún o al de San Pedro de Eslonza así como a los privilegios dados a la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén por mandato de la reina Urraka I de León para la guardia del monasterio de _Sancto Ysidro del Puerto_, origen de la mítica leyenda sobre el origen del Lago Isoba».
Asimismo, señala que «ambos baluartes -Torreón y Castillo de Redipollos- fueron trincheras y puestos de vigilancia durante la Guerra Civil de 1936-39 que nos recuerdan siempre, cómo esta comarca es espejo de la historia».