Reciclar, reutilizar, dar una segunda vida a aquello que desechamos pero, ¿es posible convertirlo en arte? La repuesta es sí, si está bajo la mirada y en manos del artista leonés Sebastián Román. La mejor muestra de ello es su obra ‘Des_enchufados’ que puede verse en la Cámara de la Propiedad Urbana de León, orgullosos de contar en sus oficinas -en la Calle Santa Nonia- con esta obra de arte que representa la ciudad de León. Se trata de una maqueta de la ciudad de León hecha con materiales informáticos y tecnológicos reciclados, tomando como base una fotografía aérea del año 1964 de la ciudad que tiene la Cámara de la Propiedad Urbana de León. En la obra aparecen descritos minuciosamente edificios o monumentos como la catedral, la Plaza Mayor, el Palacio de los Guzmanes, Botines o las murallas, por medio de componentes reciclados, de manera muy verosímil. Pero, al mismo tiempo, altera la realidad en un guiño al espectador al ampliar arquitectónicamente y de forma exagerada varias zonas.
El gerente de la Cámara, Miguel Ángel Sánchez explicaba que, en principio, la obra no iba a ser para ellos dado que era un proyecto del propio artista, pero que tras estar expuesta en el Instituto Leonés de Cultura y en otros puntos, llegó un momento en el que el ciclo expositivo se acabó. «Nosotros consideramos que es una pieza expositiva única, que merece la pena que esté expuesta de una forma permanente, y nunca entendimos que no estuviera, por ejemplo en el Ayuntamiento, o en algún museo en colección permanente. Pensamos que es una escultura con la que hemos colaborado, que nos gusta el tema, y que tiene que ver con la Cámara de la Propiedad Urbana, porque la ciudad, el urbanismo y los propietarios son nuestra razón de ser. Por eso, decidimos adquirirla directamente al autor».

La obra, está expuesta de manera permanente en sus oficinas y es algo único que «llama la atención». Todo el que se acerca a verla, no puede evitar «todo el mundo se para, intenta buscar su casa, busca la catedral... Todos nos paramos y buscamos, y cada vez encuentras algo diferente, algo nuevo, el detalle, ves el uso de las piezas, cómo ha aprovechado para crear edificios con piezas que ni te imaginas», señalaba el gerente.
La base de la obra, como ya hemos comentado, es una fotografía área de la ciudad de León de 1964 a la que el autor añadió, no sin cierto tono de burla, su visión de algunos proyectos que a pesar del ‘bombo’ que se les dio en su momento, no llegaron a realizarse en muchos casos por la falta de una base de León. Bulevares, hacer un estanque artificial en La Inmaculada, una zona de surf... Esta dos partes de la obra, explica Román, representan «la resaca que se tuvo después de toda esa debacle de Calatrava y esos arquitectos que se olvidaban de lo funcional de los edificios y hacían autenticas esculturas. Yo, ahí, les devuelvo el guante, hago algo, me meto en vuestro mundillo y acabo lo que no habéis tenido narices de acabar, como fue La Lastra, solo utilizando solo la imaginación».
El escultor explicaba que las bases de esta obra miden lo mismo que la fotografía de la que parte, 201x201, y a partir de ahí empezó todo. «Con una impresora 3D hice la catedral para saber como tenía que ser la proporción, que era lo que me interesaba, que a raíz de eso empezara todo, y luego comencé con un ordenador que me dio Miguel Ángel -el gerente de la Cámara- que fue la primera piedrecita».
El trabajo supuso unos nueve meses de trabajo, y otros tres meses para fotografiar los perfiles bajo el cielo plomizo de su tierra, Castrotierra de la Valduerna, lo que fue «un disfrute y con montes de León como fondo.
A ello se suma la posibilidad de visitar in situ el lugar que acaba de hacer, ver el edificio, comparar... «Me encantaba, pocos artistas pueden decir que están haciendo una escultura y andar con el coche por ella». Recuerda, especialmente, la Plaza de Toros, que cambió varios veces, y la capacidad de con solo mirar una pieza poder visualizar en ella que edificio leonés sería, como también le ocurrió con San Isidoro.