El tren de Matallana pide cimentar el futuro en un siglo de historia

Una jornada de celebraciones conmemora el centenario de la línea de Feve del ramal de Matallana a León

Fulgencio Fernández
31/05/2023
 Actualizado a 31/05/2023
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“Los centenarios tienen importanciaporque conmemoran el pasado pero tienen más importancia cuando también conmemoran el futuro”. Son palabras de Antonio Gamoneda, seguramente el gran protagonista de la jornada celebrada este miércoles en Matallana de Torío para celebrar el centenario de la inauguración de la línea de ferrocarril que unía esta localidad con la estación que lleva el nombre del pueblo en el centro de la capital, la Estación de Matallana en la avenida Padre Isla.

Una completa jornada que abrió el reelegido alcalde, José García, recibiendo en el Ayuntamiento a una amplia representación de diversos sectores. Los alcaldes de la comarca (Garrafe y La Robla); el subdelegado del Gobierno, Faustino Sánchez; el directivo de Feve, colaborador del acto y vecino de la comarca, Amador Robles Tascón; Teodomiro González, responsable de Renfe en Castilla y León; Joaquín Vidales Colinas, director de la Oficina principal en correos, ya que en el acto también se presentó el matasellos conmemorativo del centenario o Javier Fernández, director del Museo Ferroviario de Asturias y autor del libro de referencia sobre la historia de la red de trenes de vía estrecha, quien trazó una breve semblanza de la historia del ramal, señalando que “siempre he defendido que este lugar debería llamarse Matallana Empalme, pues fue uno de los empalmes más importantes de la red nacional”.

Todos ellos recordaron su vinculación con el Tren Hullero, desde el alcalde (hijo y hermano de ferroviarios) al Subdelegado (nieto de minero, hijo de ferroviario y usuario de este ramal) y, por supuesto, los vinculados a la empresa. Le dieron la palabra al autor del más famoso poema dedicado a este ‘Tren de Matallana’, escrito en 1960 y reescrito en 2003. El autor de los famosos versos de “este es un tren de campesinos viejos y mineros jóvenes”hizo un repaso sentimental, literario y reivindicativo. Recordó que su mujer, Angelines, es natural de Garrafe, uno de los lugares que también cita en su poema: “Cruzan los pueblos de sonido humilde: Pardavé, Pedrún, Matueca...”, recordó a algunos escritores y artistas del entorno del tren (Basilio Fernández, Toño Llamas, Jesús Fernández Santos o García Zurdo, “el mejor vitralista desde la Edad Media hasta hoy”) pero, sobre todo, “quiero incidir en que estas causas sentimentales no sirven más que para alimentar la necesidad de que este tren vuelva a ser útil, necesario y crucial; como lo fue para los campesinos y mineros, como lo fue en el orden sanitario, administrativo y laboral; como fue importante en la resistencia a aquella larga dictadura que comenzó en 1936”. Por ello, aseguró que “un centenario es la feliz conmemoración del pasado, pero debe ser asimismo la necesaria conmemoración del futuro, porque este tren es una necesidad y la necesidad no se puede borrar, suspender, ni aplazar”, palabras que fueron recibidas con aplausos por los asistentes, en gran parte miembros de la familia ferroviaria, especialmente vinculados al viejo Hullero.

Uno de ellos, Chus, que fue Jefe de Estación en Matallana, salió para entregarle “en nombre de todos los trabajadores de la comarca una placa de Jefe de Estación”, gesto que agradeció emocionado el poeta que, señaló, “no concibo gesto más hermoso que este”.

Después de presentar el matasellos conmemorativo de la efeméride, por el responsable de Correos y José B. Díaz, ex maquinista de Renfe y presidente de la Sociedad Filatélica Reino de León, se pasó a degustar una olla ferroviaria, el producto estrella de la gastronomía “hullera”, con antiguos trabajadores a los mandos y la supervisión de ese Manuel Suárez que lleva la sangre ferroviaria en vena.

La lluvia amenazó pero esperó, quiso dejar que tuvieran la fiesta en paz en medio de conversaciones que parecían haber asumido los postulados de Gamoneda y celebraban el pasado pero reivindicaban el futuro, como el violinista Manuel Urueña e Isabel Medarde, que trabajan en un documental sobre este tren “para ver si alguien recuerda que es imprescindible que vuelva a llegar a su destino natural: la estación de Matallana, en León”.

- Un siglo para llegar de Matallana a la estación de Matallana y todavía estamos a la puerta; bromea, o no tanto, un extrabajador con 40 años por estas vías a sus espaldas.
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