"El mono de actuar fue colmado por las ganas de escribir"

Pepe Pereza acude a la librería Tula Varona este sábado para presentar su último libro de relatos, ‘La química del color’, junto a Vicente Muñoz y Carlos Salcedo

Camino Díez Llamazares
02/06/2023
 Actualizado a 02/06/2023
El autor del libro de relatos ‘La química del color’, Pepe Pereza, que este sábado presenta la publicación en la librería Tula Varona de León. | L.N.C.
El autor del libro de relatos ‘La química del color’, Pepe Pereza, que este sábado presenta la publicación en la librería Tula Varona de León. | L.N.C.
Natural de Guijuelo, «el pueblo de los jamones» tomó rumbo a tierras riojanas a la temprana edad de nueve años. Desde entonces reside allí, aunque con alguna que otra mudanza entre sus experiencias, ya fuera por razones académicas, de trabajo o por cuestiones de milicia.

A los dieciséis años, su relación con el mundo del teatro comenzó a ser estrecha. Una relación que se prolongó hasta más de la treintena mientras Pepe Pereza se subía a las tablas adoptando su papel como actor. Su pulsión literaria comenzó a florecer entre bastidores. «Cuando llegué a la mili, descubrí que, para evadirme de todo ese mundo que no me gustaba nada, el escribir me venía bien y aprovechaba los turnos de guardia para escribir alguna cosilla», recuerda. Antes de publicar algún libro, el autor ya había escrito la friolera de diez guiones de cine y, aunque reconoce que «no se vendió ninguno», fue un buen punto de partida para «crear una especie de estilo», del que dicen que es «bastante cinematográfico». Y no es de extrañar, pues tiene por cuna el mundo del cine y del teatro.

Pepe Pereza escribía, pero ya no ejercía de intérprete; sustituyó su trabajo sobre el escenario por el de técnico. Eso sí, nunca lejos del teatro: «El sueldo garantizado al final de mes me daba una seguridad que durante toda mi carrera como actor no había tenido y, estando en el teatro, ese mono de actuar fue colmado por las ganas de escribir». Sus publicaciones en Internet le abrieron la puerta literaria. Enseguida, una editorial se puso en contacto y el salmantino publicó su primer libro de relatos. Y es que el autor encuentra en el género del relato breve un atractivo que no parece atisbar en otros. De sus cinco publicaciones, sólo una es novela. «El relato es muy preciso; tienes que ajustarte muy bien a todo y eso es lo que me gusta», confiesa: «Con la novela, sabes que vas a estar dos años de tu vida -o los que tú quieras echarle- siempre vinculado al mismo tema; el relato te permite ir cambiando». Aun así, a la hora de publicar un libro, Pereza rechaza la idea de que «sea un cajón de sastre donde quepa cualquier cosa y nada tenga que ver con nada». Todas sus publicaciones tienen un tema central definido, ya sea la necesidad del fumador por hacer honor a su título y fumar, el mundo de la prostitución, el clima frío o, como ocurre en su último libro, los colores.Las temáticas que manchan las páginas del salmantino en forma de relato, igual que su atracción por el lenguaje preciso que deja a un lado las yermas florituras, son rasgos característicos del realismo sucio. Y dentro del mismo se cataloga el autor. «Uno de los escritores que más me puede haber influenciado es Bukowski», dice efusivo y no hay mayor referente en esta corriente literaria que aquel alemán. Un poeta maldito asolado por el alcoholismo, la pobreza y la misantropía más acentuadas. «Lo descubrí con catorce años y me voló la cabeza», añade Pereza: «A partir de ahí, casi todos los autores que me han gustado vienen de ese mundo». No se olvida de hacer mención de John Fante, Hemingway, Raymond Carver ni del ‘Miedo y asco en Las Vegas’ de Hunter S. Thompson. «Es el estilo que me gusta y es el estilo que sigo», sentencia. También es el que cultiva.Es consabido que leer obras de Bukowski como ‘Cartero’ genera en muchos casos una fuerte sensación de incomodidad. En esa sintonía, la obra del salmantino, ‘La química del color’, se define como áspera, cruda y tierna al mismo tiempo. «Mi madre tiene ochenta y nueve años», cuenta: «Se está leyendo el libro y, cuando llego a comer a su casa, me pregunta que por qué escribo esto, que por qué no escribo algo bonito, y a sus amigas hay ciertos temas que les escandalizan». Tampoco es que Pereza pretenda describir solamente lo escabroso de su derredor. El autor, como todo escritor, se limita a pulir la realidad con su belleza y su horror. «Yo no escribo relatos para escandalizar y, de hecho, intento que los personajes, por muy crudos que sean, siempre tengan ese pelín de ternura», afirma. La escritora Ángeles Caso afirmaba en el pregón de la Feria del Libro leonesa de este año que había que recuperar la literatura que no busca complacer. Esos textos que incomodan al lector cuando se enfrenta a sus historias. El salmantino tiene claro que «ahora el cine, la literatura, la televisión y casi todo tiende a impactar más que a describir historias humanas». Y es cierto que el ser humano convive constantemente con un arma de doble filo. Con todo lo bonito que conlleva la existencia y también con todo lo feo. Con la luz y con la oscuridad. Con el nacimiento y con la muerte. «¿Qué quieres que te diga?», suelta el escritor: «Dame a los Coen más que a cualquier película de Marvel».

Del realismo sucio de Bukowski al nuevo libro de Pepe Pereza, que pone sobre el papel una «paleta de color genuinamente humana». Verde, rojo, plateado, morado, gris, blanco, azul y amarillo titulan los cuentos de ‘La química del color’. La memoria de su autor, que recuerda leyendas que le contaban los mayores de su pueblo natal, como aquellos «bastardos que se colaban en las casas de las recién paridas para beberse la leche de sus senos», es el caldo de cultivo para esta publicación. «El amarillo, que se supone que es un color alegre, en ciertos sitios está vinculado con la cobardía», continúa: «En el mundillo del teatro, es un color maldito por dos motivos; uno de ellos es porque Molière, representando el ‘Tartufo’, murió en escena y dio la casualidad de que iba vestido de amarillo; el segundo motivo, el que realmente importa, es que el amarillo es muy difícil de iluminar y tanto los técnicos de iluminación como las diseñadoras de vestuario tratan de evitarlo en escena».

Así construye Pepe Pereza su último libro de relatos, con tintes de ternura, de crudeza y con evidencias de su precisión. No lo construye solo; el artista logroñés Valle Camacho acompaña sus palabras de coloridas ilustraciones. Colores y palabras que desentrañan y describen la naturaleza humana con sus bondades y sus maldades. Y su alegría y su terror. Sólo queda leer el libro para descubrirlas y descubrirse, igual que aquel quinceañero que se adentró en la literatura de Bukowski y en el realismo sucio y ya no pudo salir nunca.

También queda la presentación de este sábado en la librería Tula Varona a las 19:30. Cita en la que el autor contará con la compañía de su amigo y escritor, Carlos Salcedo Odklas, y del que considera su mentor, Vicente Muñoz Álvarez. «Lo de las presentaciones, las entrevistas y demás no se me suele dar muy bien, me pongo muy nervioso», declara el autor: «Pero León es una ciudad especial». La amistad con sus acompañantes, igual que con el escritor Gabriel Oca Fidalgo, le traen hasta la capital provincial como guiado por el viento de la literatura. «Cuando la editora me dijo alguna ciudad para hacer la presentación, le dije que si había que hacerla tenía que ser en León», zanja el de Guijuelo.
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