El lacianiego errante y la monja madre

Valdo, el futbolista lacianiego que llegó a jugar en el Real Madrid y fue una de las grandes esperanzas del fútbol español, tuvo una infancia complicada que acabó en un colegio ‘de acogida’ en el que una monja, la hermana Marina, se convirtió en una madre o hada madrina. Una historia que muchos años después ha sido llevada al cine en la película ‘Llenos de gracia’ que se ha estrenado en el festival de Málaga

Fulgencio Fernández
03/04/2022
 Actualizado a 03/04/2022
Valdo y la hermana Marina cuando El País los reunió en Salamanca para rememorar la infancia del leonés, y la importancia de la monja en su vida. | L.N.C.
Valdo y la hermana Marina cuando El País los reunió en Salamanca para rememorar la infancia del leonés, y la importancia de la monja en su vida. | L.N.C.
Valdo —Valmiro Lopes Rocha, Villaseca de Laciana, 23 de abril de 1981— es en una solo persona la cara y la cruz de la vida, el triunfador que nunca llegó a donde se esperaba y que venía de una infancia complicada. La de uno de aquellos niños bautizados como ‘cabobercianos’, familias llegadas a las minas del Bierzo desde Cabo Verde y con las que se hacía este juego de palabras. Buscaban el paraíso y no a todos les fue bien.

Una biografía que no nació bendecida de felicidad fue la de Valdo. Sus padres se separaron siendo Valdo muy niño y él se fue con su madre a Madrid, pero ella no podía salir adelante y se fue a trabajar nuevamente lejos de la capital de España y el niño leonés quedó en un colegio regentado por unas monjas. Una de ellas era la hermana Marina, que aún vive en un convento de su congregación en Salamanca, con más de veinte años.

La monja se volcó con el niño leonés. Ella era muy futbolera y a Valdo no se le daba nada mal el fútbol, más bien todo lo contrario, por lo que nunca estuvo en las intenciones de la monja apartarlo de este deporte, más bien todo lo contrario. Primero destacó en el fútbol sala, después en las categorías inferiores del Pozuelo y el Real Madrid se fijó en él y le incorporó a sus filas en categoría juvenil; de la mano entonces de quien Valdo ha definido a veces como su "tercera madre". La primera fue la biológica, la segunda la hermana Marina y ‘la tercera’ Vicente del Bosque que, de acuerdo con la segunda madre, casi llevó al leonés de la mano en aquellos primeros pasos, lo recogía en el colegio, lo devolvía a su hora... El propio Valdo ha reconocido alguna vez que el fulgor del fútbol, las promesas, el dinero... le llevaron a buscar horizontes sin la opiniónde don Vicente y se torció una carrera que iba para muy importante cuando jugó en el Castilla, llegó a debutar en el Real Madrid,fichó por el Club Atlético Osasuna, equipo en el que logró disputar la Final de la Copa del Rey, clasificándose para la Champions League al quedar 4º en Liga, jugando la Fase Previa de dicha competición ante el Hamburgo alemán, ese mismo año conseguiría llegar hasta las Semifinales de la Copa de la UEFA contra el Sevilla FC que sería posteriormente el campeón... Todas las esperanzas estaban puestas en aquel extremo fino, rápido y habilidoso.

Y Valdo un día, concretamente el 19 de diciembre de 2004, elOsasuna ganó al Mallorca en Palma por 1-2 con dos goles del leonés Valdo, que celebró uno de ellos levantando su camiseta para que las cámaras recogieran lo que en ella se podía leer: "Gracias, hermana Marina". Aquello no pasó de una anécdota, otra más en el fútbol y sus diversas celebraciones.



Hasta que en 2019 un reportaje de la revista semanal del diario El País recuperó este hecho de la mano de algunos personajes, como la psicóloga y escritora barcelonesa Inma Puig, que había visto aquella escena "de casualidad", la reconstruyóeincluyó en un capítulo en su libro 'La revolución emocional'.

Ahí comenzaba un nuevo recorrido para la historia de Valdo, para su agradecida celebración con la hermana Marina. El País completó la emotiva historia acudiendo a Salamanca con Valdo para encontrarse con la anciana monja futbolera, la segunda madre del leonés que curiosamente vive en la ciudad natal de la tercera, Del Bosque. Y el final feliz, con Valdo ya retirado o sin equipo después de jugar en medio mundo es que la historia ha sido llevada al cine y estrenada hace unos días en el Festival de Málaga con una excelente acogida.

La verdad es que la vida del leonés sí se puede llamar de película.
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