El guardián entre las vidrieras

La Universidad de León y Proconsi apadrinan la puesta en marcha de un sensor que mide variables para la conservación de bienes de interés cultural

Víctor S. Vélez
21/02/2022
 Actualizado a 21/02/2022
Alejandro posa en la Catedral de León con el sensor que ha desarrollado junto a investigadores del CSIC. | SAÚL ARÉN
Alejandro posa en la Catedral de León con el sensor que ha desarrollado junto a investigadores del CSIC. | SAÚL ARÉN
Si la Catedral siempre ha sido la corona artística y monumental del Reino de León, sus vidrieras son la joya más espléndida de cuantas tiene engarzadas. Sin embargo, para mantener intacta su belleza, las vidrieras también necesitan de cuidados y de controles sobre su estado de conservación. Con el objetivo de contribuir al adecuado mantenimiento de estos bienes de interés cultural, el leonés Alejandro Bernabé Castañón ha ideado un dispositivo autónomo de medición ambiental de temperatura, humedad y pH ambiental basado en el internet de las cosas (IoT).

Alejandro trabaja como personal de administración y servicios en la Universidad de León (ULE) y este proyecto forma parte de su trabajo final del Máster de Industria 4.0. Su padre, aunque ya está jubilado, siempre ha sido artesano de vidrieras y entre ambos tuvieron la idea de unir la tecnología IoT con la conservación del patrimonio. "Nos pusimos manos a la obra para poner en marcha un dispositivo que controle el estado ambiental de un bien cultural, como podría ser una vidriera de la Catedral de León", señala sobre el sensor.

Alejandro Bernabé Castañón trabaja en la ULE y en este proyecto ha colaborado con investigadores del CSIC De este modo, el alumno de Máster en la ULE contactó con un grupo de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) llamado 'Cervitrum', del Instituto de Historia, que había ideado un sensor innovador que cambia de color en función del pH del aire. Un dispositivo al que Alejandro unió sus conocimientos en internet de las cosas para que leyese sus valores, para enviarlos a un servidor con el fin de que sean visualizados y analizados.

El dispositivo se coloca en el hueco adyacente a la vidriera, en la cámara interna entre la pieza y el cristal protector, y la comunicación de la temperatura, la humedad y el pH se realiza con tecnología inalámbrica. La coloración se produce según la acidez o basicidad del aire, con un sensor químico de respuesta óptica. Además, el aparato cuenta con una autonomía suficiente como para ser instalado en lugares de difícil acceso y tener una vida larga.

Este proyecto ha sido designado este curso como uno de los ganadores del concurso de prototipos que anualmente organiza la Fundación General de la Universidad de León y de la Empresa (FGULEM), dentro de una iniciativa enmarcada en la prórroga del 'Plan TCUE 2018-2020' y de los Fondos Feder. "Podría valer para un museo para cualquier pieza susceptible de proteger, pero claramente nuestro objetivo inicial son las vidrieras. Por definición, están muy expuestas y por su antigüedad presentan importantes problemas de conservación", explica Alejandro sobre su dispositivo.

Aunque enfocado al sector cultural, tampoco se descarta su aplicación industrial y también podría servir para medir la calidad del aire y la contaminación ambiental en base a tecnología IoT. "Es algo que se podría tener en cuenta en León, más ahora que queremos convertirnos en 'smart city'", comenta Alejandro.

Subvención de la Junta


Pero el proyecto va más allá de ser un simple prototipo. La ULE y la empresa leonesa Proconsi han apadrinado la iniciativa, solicitando a la Junta de Castilla y León una subvención para optimizar el dispositivo y llevarlo "a una fase de preindustrialización, con la idea de que se llegue a comercializar".

Los análisis de temperatura, humedad y pH ambiental se envían a un servidor gracias al internet de las cosas Tal y como explica Alejandro, el prototipo fue realizado soldando de manera artesanal y el objetivo es, con la ayuda de Proconsi, automatizar la producción logrando "dispositivos con mejores rendimientos y más baratos de fabricar". Un salto a mayor escala, con placas preimpresas que faciliten la tarea de sacarlo al mercado, que con un 'software' permita analizar los valores de conservación en cualquier ordenador.

Esta subvención de la Junta permitiría realizar pruebas en algunos bienes de interés cultural del territorio autonómico, entre los que "la Catedral de León podría ser un candidato". "No hemos llegado a contactar con el Cabildo, pero una vidriera de la Catedral es un sitio en el que por supuesto podría encajar porque es un desarrollo que podría medir en tiempo real la calidad del aire", valora Alejandro.

Muchas de las vidrieras de la Pulchra Leonina dan al exterior y están protegidas por un cristal, junto al cual se situaría este sensor, pero otras "están directamente a la intemperie y sufren más". En este sentido, Alejandro considera que la peatonalización de la Plaza de la Regla, acometida en el año 1998, ha favorecido la conservación de los rosetones y ventanales del emblemático templo gótico.
Lo más leído