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El gran misterio

26/07/2017
 Actualizado a 13/09/2019
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Después de meses, luego de semanas, cuento ya por días y en pocos contaré las horas que me faltan para coger la A6 con destino a mi pueblo. Tomar un camino, elegir un sendero, en ocasiones es más transcendente de lo que imaginamos. Lo cantaba Antonio Vega: «Cogí el sendero sin saber que me alejaba para no volver». Yo confío en volver. Vivir es elegir caminos y una vez elegidos, caminar por ellos. Algunos no llevan a ninguna parte, los hay que se pueden desandar y otros van directos al lugar donde queremos. «No tengas prisa, a donde has de llegar es a ti mismo», dijo el poeta. Quizás este sea el camino más escondido y recóndito, el que nos lleva a cada uno a nosotros mismos, a saber quiénes somos. La vida también se trata un poco de esto, de averiguar quiénes somos y qué hacemos aquí. Igual que el movimiento se demuestra andando, la respuesta quizás ya esté incluida en la pregunta: somos un interrogante, un saber precario, una duda inmensa, un enorme misterio.

Camino de mi pueblo, a un lugar sin miércoles, las próximas semanas no tendré la ocasión de saludarles. Me despido por un tiempo de ustedes, queridos lectores. Espero volver, pero uno nunca regresa siendo el mismo. El camino, vivir, nos va cambiando y si elegimos bien, nos va transformando en aquello que queremos ser, nos lleva a cumplir nuestro destino. Me despido por un tiempo porque necesito tiempo, tiempo para adentrarme en el mayor de todos los misterios: el amor. El amor cuando pasa de misterium a sacramentum y se hace juramento: en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en la dicha y en la pena y que sólo la muerte pueda disolverlo.

El misterio del amor para dar luz al misterio de la vida. Encontrarse en el otro, compartir para ganar, descubrir que «uno será igual a ninguno y la unidad consistirá en ser dos». El maravilloso misterio del amor como la posibilidad de salvación, de salvarnos del ciego egoísmo. El amor como la única posibilidad de transcendernos a nosotros mismos.

Se eligen los caminos sin tener todas las certezas, pero yo estoy seguro del camino en el que me adentro: el 2 de septiembre me caso con Helena. Espero encontrarles a todos a la vuelta. Caminemos.
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