El cine cómico mudo... y no tan cómico

El cine, también tan de la Navidad. Y el cine mudo, al que ponían el apellido de cómico, que lo era, pero también mucho más... ¿Se acuerdan de la escena de El Gran Dictador?

Toño Morala
31/12/2017
 Actualizado a 19/09/2019
El Gordo y el Flaco, tampoco requieren más palabras de acompañamiento.
El Gordo y el Flaco, tampoco requieren más palabras de acompañamiento.
Hubo unos años atrás, donde por la tele y en algunos cines, ponían cine mudo cómico y no tan cómico. Eran programas cuando aquella caja se veía en blanco y negro, y los daban, generalmente por la dos. La de risas que pasamos sin diálogos, solo con música y más tarde con algún guión subtitulado, o con aquellos carteles… pero lo que más se ponía, era la trama, o sea, iban dando pistas al que visionaba aquellas películas para de esa forma ir metiendo al espectador en la película. Qué maravilla, qué caras, qué expresiones corporales y además rápido, aquel cine era muy rápido a los ojos del televidente o el que iba al cine. La de tortazos que se daban con aquellos coches, a caballo, tropezones, sátiras largas para acabar siempre rodando por el suelo o colgado de alguna marquesina, reloj… aquellasintenciones de ligar con la mujer de belleza desmesurada; aquellas chiribitas de los actores y la desgana de la actriz ante tal pretensión. Aquella manera tan majestuosa de robarle una flor al sombrero de una gran dama para regalársela a su amor platónico; qué imágenes tan llenas de vida y tan llenas de risas.Aquel romanticismo que se tardó años en abandonar en el cine, incluso cuando se hizo sonoro. Y si escribimos sobre aquellas tretas para dejar al “listo de turno” sin mujer y sin nada… aquellas tretas para comer de lo mejor hasta hartarse y marchar sin pagar… le ponían la cuenta al vecino de mesa y santas pascuas. Grandes actrices y actores que llenaron tiempos muy difíciles y hasta con la Primera Guerra Mundial de por medio, con muchas calamidades, hambrunas, y así y todo, hubo grandes genios que se inventaron otra forma de vida: el cine. Aquel cine mudo al principio, pues tampoco había música hasta que se ponía un pianista a la par conla película en riguroso directo y tenía que ir inventando melodías según se desarrollaba la película; si era de humor, con notas saltarinas y alegres, si había miedo, pues con notas graves y dispersas… si era de amor… se lo imaginan; ¡ay, el amor en el cine!. Para disimular el ruido que hacían las máquinas de proyección y para amenizar a la audiencia, algunos propietarios contrataban a músicos ytambiénllevaban pequeños grupos que improvisaban según las escenas que aparecían en ese momento en la pantalla. Qué importante fue la música en el cine mudo durante aquellos largos años que van desde 1894 hasta 1929. Fueen 1908, cuando el compositor francés Camille Saint-Saens compuso la primera banda sonora para la película “El asesinato del Duque de Guisa”. Si repasamos los nombres de los principales comediantes de este periodo de la historia del cine mudo, podremos ver que se trataba de un grupo formado casi exclusivamente por hombres, con Harold Lloyd, Buster Keaton y Charles Chaplin, El gordo y el Flaco... entre otros, a la cabeza.Sin embargo, esto no quiere decir que no hubiese actrices de gran calado que tuvieran éxito. De las diferentes actrices que se dedicaron a la comedia, la principal fue Mabel Normand. La comedia muda tuvo un fuerte énfasis en el humor físico y visual, y lo que se conoce como “gags”, para contar una historia y entretener al espectador. Muchos de estos “gags” fueron formas exageradas de violencia, o incluso deabuso, y llegó a ser llamado «slapstick»… La «caída de espaldas», al resbalarse por pisar una piel de plátano, al empaparse con agua, al arrojar tartas a la cara de uno, son ejemplos clásicos de este tipo de metraje silente. Otro importante legado de la comedia en el cine mudo fue el humor en los dibujos animados. Desternillarse con ese cine;estas películas son buenas, son divertidas. Tienen una calidad cinematográfica bárbara pese a su edad. La mirada humana, la extrema sensibilidad de buenas gentes como Chaplin y Keatonque se hicieron un nombre y fue con comedias como estas. “Vida de perro”: delicioso metraje en el que Charlot, más pobre que nunca, busca desesperadamente algo que llevarse a la boca. Idas y venidas, huyendo de la policía, robando salchichas y durmiendo en el suelo junto a un perro. Charlot trata de conseguir un trabajo, pero no tiene suerte y siempre se le adelantan. Otra vez de aquí para allá, a intentar robar comida. No olvidaré jamás la escena en la que Charlot deja sin sentido a un ladrón, al que convierte en un muñeco, gesticulando desde su espalda para despistar a un segundo ladrón… “Siete ocasiones”de Buster Keaton, del año 1925. Keaton interpreta a un corredor de bolsa en apuros económicos y amorosos. A punto de quebrar su negocio e incapaz de declarar su amor, un buen día recibe una extraordinaria noticia: ha heredado siete millones de dólares, pero hay una condición. Para hacerse con la fortuna deberá casarse antes de las siete de la tarde del día de su vigesimoséptimo cumpleaños. Por supuesto, al mirar el calendario se descubre que ese día ha llegado. A partir de entonces comienza una disparatada carrera para casarse y no perder la herencia que tanto necesita.“El maquinista de la General” (Buster Keaton, 1927).

Durante la Guerra de Secesión, un joven maquinista sureño vive una aventura sobre raíles, después de que un grupo de espías yanquis roben una locomotora. El personaje de Keaton perseguirá a los enemigos para intentar optar al amor de Anabelle. Llena de divertidísimas situaciones durante la persecución en tren, es la más famosa película de Buster Keaton. Absolutamente genial, de principio a fin. El trajín ferroviario quita el hipo. Uno no sabe cómo Buster Keaton fue capaz de tanta pirueta, pues todo son cabriolas y secuencias imposibles. Sin lugar alguno a dudas, la mejor persecución de la historia del cine. “El circo” deCharles Chaplin – 1928.Chaplin es de nuevo Charlot para este filme sencillo y accidentado. El vagabundo enlaza un lío con otro, y al final acaba siendo la estrella de un circo, sin él saberlo. Es tan patoso que el público está encantado. Se tropieza, se resbala, se cae dentro de un barril, le persiguen los animales. A su vez, Charlot siente el amor cuando conoce a la hija del dueño del circo, pero ella se enamora de Rex, el funambulista. El número sobre la cuerda de Charlot, como medio de ganarse a la muchacha, es inovidable. Ymuchos quedan en el tintero de la memoria, pero no olvidados.

Era la magia del silencio de la pantalla de plata… pero eso sí, en blanco y negro.El cine mudo español… Las proyecciones de películas, normalmente, no transcurrían en silencio, en las salas solían estar un explicador, contando la trama y música en directo, y se podían añadir otros efectos de sonido. Entre los años 1910-1920, las películas cómicas, con un humor físico, violento y vertiginoso, y los seriales, cuyas tramas se continuaban en numerosos episodios semana tras semana, fueron géneros de gran auge en el cine mudo, que desaparecerían tras la llegada del sonido. Un público ingenuo, todavía fascinado por la magia de la proyección en la oscuridad, iba al cine en busca de risas y angustias, de la diversión y las emociones que estos dos géneros le aseguraban. Sus estilos, como sus figuras de relieve mundial, tuvieron imitadores en nuestra cinematografía: desde la caracterización del joven Perojo como Charlot, hasta los seriales de aventuras rodados sobre todo en Cataluña.Alfonso Sánchez Martínez, uno de los mejores críticos y presentadores de cine de este país, comenzó su etapa de televisión en el año 1959en Televisión Española, que tuvo dos etapas. La primera se inicia en 1960, en el Paseo de la Habana, y llega hasta mayo del 75. Su trabajo consistía en presentar las películas que se pasaban por la pequeña pantalla. Pronto formará parte también de un programa en la Segunda Cadena, que llevaba por nombre “Revista de Cine”, creado por Alfonso Eduardo Pérez Orozco, y en él permaneció hasta que su salud se lo permitió. Su trabajo en el programa, del que llegó a ser Redactor Jefe, era cumplir con su función de siempre: crítica y comentario. Esta dedicación a TVE le daría fama en toda España. Programas como Punto de vista (1963), En Antena (1963), Panorama de Actualidad (1963), Buenas Tardes (1970-1974), Revistero (1975) o Revista de cine (1976-1979). Y fue en estos recordados programas, donde muchos de nosotros, en la infancia y por la tele, veíamos estas grandes películas del cine mudo, y nos desternillábamos de la risa; era la magia del silencio de la pantalla de plata… pero eso sí, en blanco y negro.
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