El calor adelanta el tratamiento contra la procesionaria

Las altas temperaturas favorecen la aparición de bolsas de orugas en zonas verdes

L.N.C.
04/03/2020
 Actualizado a 04/03/2020
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Las inhabituales condiciones climáticas para esta época del año han obligado a adelantar el tratamiento contra la procesionaria del pino en numerosos ayuntamientos de Castilla y León, principalmente las zonas verdes de las grandes ciudades. De este modo, algunos de ellos recogen el guante lanzado hace unas semanas por el Procurador del Común, que solicitó a aquellos de más de 5.000 habitantes que implementen las medidas de prevención y control de este insecto para una adecuada planificación de las labores de control y eliminación. También les pidió que presten especial vigilancia y seguimiento a los ejemplares situados en zonas escolares y en zonas de recreo para mascotas.

El Procurador del Común señala la llamativa presencia en parques y jardines públicos y también en zonas de juego infantil o en los patios de los centros escolares El tratamiento contra la procesionaria del pino se efectúa con un bactericida biológico y un insecticida específico que se aplican mediante un atomizador de cañón acoplado a un pequeño tractor. Son productos aparentemente inocuos para las personas pero que pueden originar irritaciones, en caso de sensibilidad a sus componentes, debiendo evitar la inhalación accidental o el contacto cutáneo.

En su invitación, el Procurador del Común también solicitó que se facilite una adecuada información al ciudadano, que efectúe un seguimiento de la incidencia en zonas verdes o fincas particulares y que recaben la ayuda y asistencia técnica de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente en cumplimiento del mandato de cooperación y coordinación administrativa al servicio de los ciudadanos.

La institución inició una actuación de oficio ante la existencia de una elevada afectación de las áreas arboladas de Castilla y León por la llamada oruga procesionaria, por su “llamativa presencia en parques y jardines públicos y también en zonas de juego infantil o en los patios de los centros escolares”, que ha provocado “una cierta alarma social, sobre todo por los efectos urticantes y los daños que causa el simple contacto con ellas, tanto en las personas como en las mascotas, singularmente en los perros”.
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