De entre todas las publicaciones que atesora la biblioteca municipal de Ponferrada «Valentín García Yebra», destaca una revista —de la que solo se editaron tres números— bajo el nombre de SPIROGYRA. Desde el primer momento, se tituló como «Revista Literaria» y, en efecto, lo fue, aunque no totalmente, pues su contenido incluía poesía y relato, pero también ensayo, dibujo y anuncios sobre novedades literarias de la comarca del Bierzo.
Se trató de una iniciativa original de un grupo de personas ligadas al Consejo Local de la Juventud de Ponferrada con inquietudes diversas en el plano de la cultura. Así, en la página 3 de su primer número — número 0 de noviembre de 1995—, se señala que «La idea Spirogyra surge de la colaboración de un grupo espontáneo de personas, que entre las paredes de esa otra gran despensa de sorpresas que es el Consejo Local de la Juventud, decide elaborar una masa que fermentará con el tiempo». Desde el principio se trató de realizar una revista de calidad, lo que se evidencia en el material de la portada, que es de papel ahuesado y que contrasta con un interior más modesto de papel blanco a una sola tinta.
El diseño es de OJO ART y está profusamente ilustrada en todas sus páginas. Cada artículo se ilustra con una o dos imágenes, algunas originales y otras no, pero destacando en todos los artículos la letra capital inicial que se hacía al estilo de los antiguos libros miniados.
Los objetivos de la revista se enuncian también en este número 0 al resaltar que «cada uno de los que en este primer número participamos, tenemos nuestras propias recetas con respecto a la revista, aunque unos cuantos objetivos comunes a todos podrían ser la dinamización de la oferta cultural de la región y el contacto entre jóvenes escritores residentes o en relación con ella».
En este primer número escribían Alberto Bruzos, Augusto Roque, B.L.T, Carlos de la Torre, Deborah Nofred Marrero, Fernanda, J. Nadie, Joaquín Reis, Loida Rodríguez, Luis Ángel Prieto, Manuel Ángel Morales (M.A.M.), Manuel Mera, Nosferatu, Pepe Kubrick, R.M. Mallén, Santiago Sariel, Susana Alcalde, y Violeta. Algunos son los nombres reales, otros seudónimos, pero, en general, late en todos ellos el ser « […] registro testimonial de las inquietudes, ideas, opiniones y obras creativas de la juventud de los Valles del Sil».
Este número 0 tiene en su portada cuatro medusas con un ojo en lo alto que se miran las unas a las otras. En la contraportada se repite el dibujo del editorial: un caballo y un unicornio que cabalgan en direcciones contrapuestas. Se añaden, asimismo, el responsable de la revista en su margen inferior, que es el Grupo de Trabajo Literario del Consejo de la Juventud de Ponferrada, apareciendo también el patrocinio del Ilustrísimo Ayuntamiento de Ponferrada.
La revista se editó en castellano casi en su totalidad, pues incluyó también los trabajos poéticos y narrativos de Carlos de la Torre, que escribía en gallego. En este número se dejaron las páginas centrales para la poesía que ocupa en total de las páginas 9 a la 21, es decir, más de la mitad, pues contó este primer número con 38 páginas. Toda ella está bien maquetada y ordenada en tamaño DINA4. Desde un principio el grupo literario del Consejo de la Juventud alentó a los jóvenes a participar en el proyecto señalando expresamente en su primer editorial que «las colaboraciones de creadores como tú son vitales para el crecimiento y consolidación de este proyecto que ya es realidad». En efecto, a los autores de este primer número se unieron posteriormente otros nombres como Roberto Arias, Patricia, Mabel Riera, Amparo Carballo o Juanky, entre otros.
Hasta marzo de 1996 no se edita el siguiente número, el 1. Nace ya de la mano de una asociación, la Asociación Cultural Spirogyra, y su portada es en color. Y así, en la misma se observa una sirena de larga cabellera en cuyo regazo descansa una luna que la mira. También se indica en su página 3 que se trata de una revista de 225 ejemplares de «editorial libre» y se incluye el depósito Legal (LE-416-1996).
Esta asociación que se define como «abierta y dinámica» tiene como objetivos «acercar las creaciones de nuevos autores, bercianos y allende nuestras fronteras, a un público que demanda, cada día más, nuevas aportaciones culturales». En su segundo editorial se aclara que la revista es una más de las tareas que se marca la asociación y que sus objetivos incluyen todos los campos de la cultura. En la ficha de inscripción de la asociación se distinguían tres tipos de socios, asignándose una cuota diferente a cada uno de ellos. Así, se mencionaba el «Soci@ numerari@», «Soci@ Colaborador@» y «Empresa colaboradora» y las cuotas eran de 2.000 pesetas, 2.000 pesetas en adelante y 10.000 pesetas, respectivamente, cuotas que había que ingresar en una cuenta de la antigua entidad bancaria Caja España.
Como curiosidad, hay que decir que la asociación disponía de un apartado de correos en Ponferrada, el número 159, para recibir las colaboraciones de la revista. La estructura de este segundo número es similar al anterior, con la poesía ocupando la parte central de la revista y con colaboraciones en el orden del ensayo y la narrativa. Sin embargo, la revista ha crecido y cuenta con un total de 50 páginas, evidenciando la aceptación que tuvo la misma entre los jóvenes creadores bercianos. Además, se incluye en la página 50 una noticia sobre la presentación de un libro, Bordado en el alma, del poeta cacabelense Roberto Arias en colaboración con Francisco Arias Ferrero y se anuncian las librerías en las que se puede adquirir, entre las cuáles, lamentablemente, hay varias que han desaparecido como la librería LíDER de Ponferrada o la librería OSEDA de Villafranca del Bierzo.
En la contraportada de este número uno se advierte que la revista se edita por la Asociación Cultural Spirogyra, continuando el resto de referencias como en el anterior. Como curiosidad, se incluye en este número algún trabajo premiado, como el de Itziar Gómez Fernández, que se alzó con el primer premio del XXIII juegos florales de primavera de Badajoz.
La revista había alcanzado cierto nombre en los círculos culturales del Bierzo y muchos autores se animaban a publicar en ella.
Llega así el último número, el 2. En la portada ya no figura un mes concreto, sino una estación: verano de 1996. De nuevo la portada destaca por la calidad de su ilustración. En este caso la figura de una chica desnuda que cabalga en lo que parece una leona de tiovivo en cuyo cuello se han escrito unos versos de Apollinaire: «Porque podemos hacer que funcione la imaginación, hacer danzar a nuestros sentidos sobre los despojos del mundo. Enervarnos hasta la desesperación o revolcar nuestros cuerpos en el inmundo fango».
En esta ocasión, el editorial va en la última página, la 54, haciendo un balance del trabajo realizado: «Siete meses de andadura de la Asociación Cultural Spirogyra. Siete meses, tres revistas, veintibastantes socios, decenas de poesías y relatos, muchas reuniones, muchas ideas, ilusión a raudales, medios escasos, la dolorosa pérdida de un amigo…». Se informa, asimismo, que la revista ya tiene un precio, que es de 300 pesetas. Y se da un listado de establecimientos donde puede ser adquirida, como las cafeterías Alen Da Lenda, Vetusta, café de Cuba y el famoso bar El Punto, en la calle del Rañadero de Ponferrada. También advierte que puede adquirirse en las librerías SOLANA y SIMÓN, ambas de Ponferrada, y en el Hostal Residencia Marán. A pesar de las buenas intenciones, no llegaron a publicarse más números, quizá porque el alma mater de la revista falleciera, tal y como recordaba el último editorial aludido. Lo cierto es que con ella terminaba una revista que ha quedado en el recuerdo de la vida cultural ponferradina y de la comarca del Bierzo y que, como de forma premonitoria escribiera en el número uno de la revista el poeta cacabelense Roberto Arias, quedará en la cima de las iniciativas culturales bercianas: «Pronto vendrá el ocaso/con su extrema belleza a inundarnos/los ojos de poesía/y quedaremos para siempre en la cima/soñando con las flores y el viento».