La Real Hermandad de Jesús Nazareno, con una antigüedad que se remonta a las primeras décadas del siglo XVII, viene a ser heredera de otras hermandades y cofradías, pudiéndose citar las de la Vera Cruz, Venerable Orden Tercera de San Francisco e incluso la de Los Palmeros y de Santa Lucía. Sin error a equivocarnos, ha sido y sigue siéndolo la principal artífice y promotora de la Semana Santa de Ponferrada actual, en constante transformación y evolución.
La década de los 60 sería el germen de mi amor por nuestra Semana Santa, para pasar a los años 70 y 80 que servirían para enraizar de una manera sólida la pasión y defensa por los actos y procesiones semana santeros de la capital de la comarca del Bierzo. Qué diferencia a la de este primer cuarto de siglo XXI, que me hace reconocer la metamorfosis sufrida de años atrás para acá. Además de su adaptación a los tiempos que nos toca vivir, sabe mantener el espíritu esencial de las creencias religiosas del cristianismo como resultan ser la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
La semana anterior al Viernes de Dolores hay dos actos. Uno, la salida del personaje que vamos a citar: «Desde el siglo XVII, en la tarde del sábado anterior al Viernes de Dolores, un nazareno de la Real Hermandad de Jesús Nazareno de Ponferrada, con túnica y pucho negro, soga de esparto a la cintura y con una campana en la mano, recorre, rodeado de niños, la ciudad anunciando la proximidad de la Semana Santa. Esta figura legendaria se denomina popularmente Nazareno Lambrión Chupacandiles. Su nombre hace referencia a lo que los muchachos de la villa le gritaban a su paso por las calles de la ciudad, haciendo parada en las bodegas en las que le invitaban a probar el vino nuevo». Y el otro acto, el pregón de la Semana Santa, que coincide con la celebración del V Domingo de Cuaresma.
Dos hitos han marcado el crecimiento de la Semana Santa ponferradina, cuantitativamente y cualitativamente; por un lado, que desde de viernes de Dolores al Domingo de Pascua salgan procesiones -a diario- por las calles de la ciudad-; por otro, la declaración de Interés Turístico Nacional, desde el año 2015. Citar también la obtención del título de ‘Real’ para la Hermandad Jesús Nazareno por parte del rey Felipe VI y su nombramiento como Hermano Mayor Honorario. ¿Lo próximo?, la declaración de Interés Turístico Internacional.

Hablemos de la procesión de La Dolorosa, en la tarde-noche del viernes de Dolores. En el ayer, bastantes mujeres caminando descalzadas, otras con vestido color malva largo (por debajo de las rodillas), cordón amarillo a manera de cinto, medias gruesas del color carne, calzado plano, al cuello un escapulario; en su recorrido balcones iluminados con faroles de luz morada. A día de hoy, nazarenos con su túnica negra, cola, soga y medalla y hermanas de mantilla. Como final, el canto ‘Salve Regia’ en el atrio de la Basílica. Su desfile, garantía para que las demás también puedan procesionar.
No debemos esperar al Domingo de Ramos para asistir a la procesión de Las Palmas, que nos trasladará a la iglesia de S. Pedro en el barrio de la Puebla. El sábado de Pasión, desde 2010, es la procesión del Cristo de la Redención en la barriada de la Placa, con salida de la capilla del Carmen, organizado por la Hermandad del Cristo de la Redención y Ntra. Sra. del Carmen -perteneciente a la parroquia de Jesús Redentor, más su sede de Cabildo en la citada capilla-. Su paso, el Santo Cristo Redención. Antes, en jornada de tarde, en la zona alta de la ciudad se hace una ‘miniprocesión’ de la que son protagonistas los más pequeños.
El mundo infantil, niños y niñas, es el protagonista en el Domingo de Ramos para celebrar la entrada triunfal en Jerusalén. Es una fecha para estrenar alguna prenda de vestir. Recuerdos de la niñez, Jesús montado a horcajadas en un jumento -La Borriquilla-. La tarde acogerá dos celebraciones; Viacrucis desde Otero a la cima del Pajariel, pulmón verde de la urbe; y traslado al Castillo y entronización del Cristo de la Esperanza.
El Lunes Santo es el viacrucis penitencial, en épocas pasadas exclusivamente de mujeres, y el martes, otro integrado solamente por hombres. Durante décadas se hizo por las calles del barrio de S. Andrés. En la actualidad, es un solemne rezo de las estaciones del Viacrucis en el Patio de Armas del Castillo de los Templarios -monumento emblemático de Ponferrada y de reclamo turístico-. Su paso, el Cristo de la Esperanza y Cristo de la Fortaleza.

El Martes Santo, gracias a la cofradía de Santiago Apóstol, creada a la clausura del Año Santo Jacobeo del año 1993, es turno para la procesión del Santo Cristo del Camino (anónimo del XVII) y Nª Sª la Esperanza del Camino, de unos 100 kg., porteada por unos 42 costaleros. Todo ello en Flores del Sil, el barrio con mayor número de vecinos de la ciudad de Ponferrada.
El Miércoles Santo toma el relevo la procesión del Silencio, nombre que le proviene por el que guardan los cofrades que la organizan y que respeta la mayoría de las personas que la contemplan desde las aceras. Sale de la iglesia de San Pedro la singular imagen de Jesús Nazareno del Silencio, titular la cofradía penitencial que lleva esa misma denominación. A su paso por la céntrica plaza Lazúrtegui mi cabeza me traslada a la época de la juventud, cuando desde la cabina del desaparecido Teatro Edesa la luz de un foco iluminaba el rostro de Jesús haciéndome parecer el Jesús del Gran Poder de la Semana Santa sevillana, tal vez por un lejano parecido y un devoto cariño personal.
El Jueves Santo es la procesión de la Santa Cena, paso con el mayor número de figuras -trece-. Ante el Ayuntamiento tiene lugar la celebración del Acto del Perdón Fraterno, en caso de obtener la gracia del indulto para un preso. En los años 40 o 50, en la tarde del Jueves Santo, un simple traslado de los pasos -Oración en el Huerto, Flagelación y Ecce Homo- de la iglesia de S. Antonio del Campo hasta la de S. Andrés para incorporarlos a la procesión del Encuentro en mañana del Viernes Santo. En la noche de este día, la última procesión en incorporarse a la Semana Santa de Ponferrada, la Estación de Penitencia, organizada por la Hermandad Sacramental de Jesús del Amor Mas Grande y María Santísima en el Misterio de su Inmaculada Concepción de San Ignacio.
Es un acto peculiar, exclusivo de muy pocas poblaciones a la conclusión de la solemne eucaristía en la Cena del Señor en el día del Amor Fraterno es reservar el Santísimo en el Monumento y la llave del Sagrario le será impuesta al alcalde de la ciudad como viene siendo tradición desde tiempo inmemorial. La custodiará hasta la Celebración Litúrgica de la Muerte del Señor en la tarde del Viernes Santo.

El Viernes Santo, palabras mayores: procesión del Encuentro y del Entierro. En la noche de este día tan señalado salen de los corredores, desde tiempo inmemorial, hermanos corredores ataviados con la tradicional túnica negra, que recorren la ciudad con sus clarines y timbales convocando a todos los hermanos con un toque lúgubre que anuncia del drama de la Pasión. A continuación, la procesión con más antigüedad de la ciudad, el Encuentro. Participarán nazarenos con túnica negra, pucho, soga al cuello, medalla y cruz ancha al hombro izquierdo. En el curso de la procesión es tradicional la entrada de los cofrades en la Basílica para hacer la genuflexión ante el monumento antes de salir al Encuentro. El público puede contemplar el paso rápido o carrera de San Juanín para que se produzca el encuentro de María e Hijo.
En la tarde-noche de este día tiene lugar la procesión más solemne y admirada, la del Entierro. Con el mayor número de pasos -trece-, así como nazarenos desfilando -supera el millar- y con el trayecto más largo y de duración de tiempo -más de tres horas-. Al llegar a la plaza del Ayuntamiento, se detendrá la comitiva para la celebración del secular Desenclavo. Tras depositar el Santo Cristo Yacente en la Santa Urna, continuará el cortejo del Entierro del Señor. Las llamadas hermanas de mantilla eran denominadas en épocas pasadas las ‘Manolas’, que surgen de las llamadas ‘Camareras de la Virgen’. Hasta hace unos años la mujer no podía ser nazarena.
En el Sábado Santo es la procesión de la Soledad, con un marcado matiz de luto, de dolor. A la llegada de la imagen de la Virgen a la iglesia de San Andrés, ante el Castillo de los Templarios, se escuchará el tradicional Canto de la Salve. Llegada la medianoche, en el atrio de la S.I.P. Basílica de Nª Sª de la Encina, es la procesión de La Luz para la celebración de la Vigilia Pascual.
El Domingo de Pascua es la fecha para la procesión de Resurrección con dos procesiones: el Santísimo Sacramento bajo palio y Nª Sª de la Encina -patrona de El Bierzo-. Una vez llegado a la plaza del Ayuntamiento, es turno para el solemne encuentro Pascual. En ese momento se procederá a quitar el luto a la Morenica entre estruendo de bombas y de campanas anunciando del gozo de la Resurrección.