Personajes con categoría de inolvidables e irrepetibles

Rafa Casas
18/02/2024
 Actualizado a 18/02/2024
Estatua de José ‘Pepe’ Cortés, ‘El barquillero’, en una esquina de la plaza del Ayuntamiento de Ponferrada, próxima a la Torre del Reloj.
Estatua de José ‘Pepe’ Cortés, ‘El barquillero’, en una esquina de la plaza del Ayuntamiento de Ponferrada, próxima a la Torre del Reloj.

En los albores del Año Nuevo, 2 de enero de 2024, los medios de comunicación digitales se hacían eco del fallecimiento -finales de diciembre- del conocido sin techo de la calle del Reloj, de nombre Daniel. Identificable y reconocible por su barba, su mochila a cuestas, su rostro reflejo del paso del tiempo y de la vida, que en algunas ocasiones se le veía acompañado por algún perro. Añadir a esta información el texto de la página 185 del libro ‘Crónicas de El Bierzo’ (1981), de Francisco García Pérez: «Mucho había que contar todavía de Ponferrada, de sus personajes populares… Ni a don Boni, quien alejaba a los que se burlaban de él salpicándoles los ojos con alcohol que guardaba en una pera. Ni a Goñi que, provisto de una varita, pastoreaba grupos de niñas. Ni a Dominguín, el limpiabotas que rasgueaba la guitarra con gran dignidad, previa consulta a la partitura -una sola, fuese cual fuese la canción que colocaba en un atril-».

Paso a relatar los recuerdos que tengo sobre alguno de estos y otros personajes inolvidables e irrepetibles que llegué a conocer pululando por diferentes calles o rincones de una Ponferrada que cada año crecía más en el número de habitantes -resultó ser la ciudad española que más rápidamente crece de 1940 a 1960-, mayoritariamente con un carisma propio, popularidad y aprecio que, en ocasiones se convertía en burla, mofa o desprecio por una parte de la población. Mi vida se debatía entre la adolescencia y la anhelada juventud.

Ginés ‘Penagos’, hombre -con las facultades mentales perturbadas- que salía al balcón de la casa donde vivía y al ritmo de unas maracas interpretaba canciones del mítico cantante cubano Antonio Abad luego Machín; especialista en música cubana y baladas románticas. De él, Penagos, se decía ser visto en el parque del Plantío o en el antiguo paseo de ‘El Espolón’ llevando a cabo diferentes pases de torero con un llamativo capote de color rojo, incluso haciendo exhibiciones de lances típicos de un boxeador. Sus padres habían ejercido como maestros nacionales y vivían en la casa de los maestros próxima al Instituto de Enseñanza Media Enrique Gil y Carrasco, al inicio de la calle Ancha.

José ‘El legionario’, debido a su indumentaria que resultaba ser una sahariana militar y un gorro de borla roja de la Legión, en la que había servido. También conocido por José el de Dehesas por su lugar de origen, pequeña localidad a escasa distancia de Ponferrada y pedanía de este Ayuntamiento. Otro elemento que lo delataba era las numerosas condecoraciones prendidas en su vestimenta. En realidad, resultaban ser medallas de santos o chapas de marcas comerciales. Personaje sereno, pacífico, noble, menudo y de baja estatura.

Goñi, acompañado siempre con un enorme aparato de radio a todo volumen apoyado en un hombro dirigiendo el tráfico en la concurrida plaza Julio Lazúrtegui. A viva voz decía tener conexión directa con el palacio de El Pardo y cumplir órdenes directas del jefe del Estado. Sorteaba los vehículos que circulaban por esta céntrica vía poniendo en peligro su integridad física. En la iglesia de San Pedro fue conocido por sus voces, gritos, grandes risas y carcajadas. En ocasiones subió al presbiterio y desde allí proclamar recriminaciones litúrgicas al propio sacerdote. Con gafas negras, a modo de invidente.

Ver un carrito era ver tirando de él a todo un personaje de nombre Ceferino Morales Puente, natural de Santa Lucía de Gordón, sin profesión definida. Se dedicaba al transporte de bultos, especialmente maletas. Su trayecto se ceñía fundamentalmente desde o hasta la estación del Norte de toda aquella persona que solicitase sus servicios. Era objeto de risas, insultos y bromas por parte de jóvenes o personas adultas. Figura de un hombre contrahecho, barba de chiva, boina, desdentado, fumador, delgado, andrajoso en su vestir y con el olor a haber ingerido bebidas alcohólicas en cantidad. El prestigioso fotógrafo villafranquino Ramón Cela le hizo una foto en la que captó a las mil maravillas la esencia de lo que representaba y venía a ser este peculiar personaje, toda una referencia de una urbe conocida por el sobrenombre de ‘Ciudad del Dólar’. Hago un inciso para recordar la figura de un individuo que respondía al nombre de Jalisco, el del Hotel Madrid, siempre silbando, encargado de hacer el transporte de bultos en un remolque desde la Estación del Norte a los clientes del hotel anteriormente mencionado.

De Ceferino recordar su famosa frase: «Niña, sube, que te llevo», a cualquier tipo de mujer, o un consabido «Guapa, ¿quieres que te monte?», palabras a las que la gente le daba un marcado acento morboso con el fin de mofarse, reírse e insultarlo sin piedad ni respeto. Recuerdo balbucear palabras, en forma de canción, en las que hacía alusión a que a los cabritillos le salían los cuernecillos de pequeños, mientras a ciertos hombres le salían los cuernos de mayores. Una anécdota relacionada con este personaje, la podemos resumir así, el párroco de la iglesia de Flores del Sil, barrio en el que residía, concretamente en la que fuese calle de Santo Domingo, le solicitó sus servicios para transportar un carro de leña a recoger en la sierra de Venancio, en el barrio del Temple, cerca de la mítica y desaparecida Panificadora Berciana. Una vez hecho el correspondiente servicio indicado, el sacerdote le dijo: «Gracias hijo, que Dios, te lo pague», a lo cual presto y raudo respondería Ceferino: «Y, y, y, y…, -dada su tartamudez- ¿dónde está ese hombre para cobrar?».

Otro personaje inolvidable fue Dominguín -Domingo Alfonso Alba- oriundo de ¿Astorga? Con los calificativos de buen hombre, trabajador, honrado y bonachón, se le conoció por su oficio de limpiabotas, aunque también se cree que ejerció de guarda del castillo, mozo de recados… pero por lo que ha pasado a formar parte de la historia de nuestra ciudad es por haber sido un genuino músico de calle. Bajito, cojitranco, moreno, de pelo negro y brillante, destacaba por su guitarra a la que conocimos siempre por la falta de alguna cuerda, el atril que le acompañaba donde colocaba la partitura que en ocasiones colocada boca abajo. Con un amplio reportorio que pasaba por tangos, valses… hasta convertirse en un auténtico cantante ye-ye de las calles ponferradinas. Movía y contorsionaba su pequeño cuerpo, acompañado del rasguear de las cuerdas de su guitarra y su ronca voz, con su repetido de «bis, bis al estribillo». Contaba con una concurrida parroquia de admiradores. 

Un joven con imagen de trastornado, de considerable estatura que deambulaba sin compañía alguna por la ciudad, con gabardina oscura, gafas de espejo y bebido hasta las trancas. De vocabulario culto que trataba y versaba sobre una temática metafísica, filosófica o religiosa. Respondía al nombre de Tribulete. Decía vivir en la Borreca Alta, por la zona del puente Mascarón Se le atribuye la frase que dice: «cómo te gusta el arroz con leche, por debajo de la puerta te dejo un ladrillo», -dado su peculiar ingenio; según he oído contar a Toño Criado (periodista, conocedor y enamorado de su tierra berciana). De un tal Pitos, que vivió en la plaza de la Encina, tenemos la expresión berciana de: «tiemblas más que la mona de pitos» según el anteriormente mencionado, Toño Criado.

No olvidar citar a Richard, «el de las mangas mojadas», con las que mojaba a los jóvenes a la entrada del cine Edesa. Ya mucho más reciente hablar de Miguel Ángel Barrio, que conocimos con el nombre de ‘Pilufo’, errante amable, acompañado de una retahíla de perros enanos. Asiduo en las celebraciones deportivas en las aguas de la fuente de la plaza Julio Lazúrtegui. En fechas navideñas se montaba su original belén, al lado de la entrada del desaparecido Teatro Adriano. A sus pies un tetra brik de vino de mesa, de baja calidad. Tenía su ‘casa’ en la avenida la Cemba a la altura del solar donde se ubicaban los depósitos de la antigua empresa petrolífera española de CAMPSA, ahora bajo el nombre de REPSOL. 

Alejado de estos estereotipos, José ‘Pepe’ Cortés ‘El barquillero’, personaje todo él lleno de cariño, ternura y amabilidad. Acompañado de su gorrilla visera, gafas, camisa desabrochada, cinto con su cartera de caudales y el inseparable bombo de cuatro pivotes que se utilizaba en forma de juego; en su interior sus sabrosos barquillos y obleas. Parecía tener el don de la ubicuidad, pudiéndotelo encontrar en cualquier rincón de la ciudad, en actos deportivos, en fiestas o fieras de la comarca berciana. Con una perenne sonrisa en su rostro y disponibilidad para con todos mayores o pequeños. Como punto final aludir a dos personajes únicos y exclusivos de la comarca berciana. Ellos representan el pasado, el presente y el futuro en la historia de la vida de cualquiera de nosotros. Nos estamos refiriendo al Nazareno Lambrión Chupacandiles, que resulta ser un nazareno que anuncia el comienzo de la Semana Santa en Ponferrada, una semana antes de su celebración. Recorre en solitario algunas calles históricas de la ciudad, acompañado de una pequeña campana que hace tañer a su paso. 

En lo que hace referencia al Mago Chalupa -inicialmente llamado ‘Mago Azufrito’- es el embajador plenipotenciario de los Reyes Magos de Oriente en Ponferrada, y por extensión El Bierzo. Tiene su propia carroza en la Cabalgata del 5 de enero, cuestión que sorprende a los foráneos al advertir que son cuatro Reyes Magos. 

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