Lo que cuesta mantener las tradiciones

Villafranca es territorio de tradiciones que intenta conservar. Así, sigue adelante con Los Mayos, La Alpabarda y otras celebraciones, que con músicas ancestrales, se siguen entonando en cada una de ellas

Ramón Cela
09/01/2022
 Actualizado a 09/01/2022
Los Troxos forman parte de una de las tradiciones más conocidas en Villafranca. | RAMÓN CELA
Los Troxos forman parte de una de las tradiciones más conocidas en Villafranca. | RAMÓN CELA
De todos es conocido que Villafranca del Bierzo es una de esas pocas poblaciones que conserva muy arraigadas las tradiciones, que desde hace muchos años vienen desarrollando en la villa del Burbia, antigua capital de provincia del Bierzo y Valdeorras y que, casualmente, se celebran actualmente los doscientos años de la tan efímera capitalidad.

Como estamos en Navidades, debemos de poner de manifiesto una bonita manifestación que los jóvenes de Villafranca celebran cada año la noche del día 5 de enero. Consistente en lo que desde tiempos inmemoriales se llama: La Alpabarda. Consiste, esta tradición, en que reunidos diversos grupos van dejando regalos de Reyes en los balcones de las casas de solteronas y a veces de solterones, lo que hace que el día de Reyes, las gentes comenten alborozadas las pequeñas trastadas que los jóvenes van gastando a este colectivo.

De esta manera, los grupos se proveen casi siempre de una escalera de mano un poco larga y van depositando los regalos, en los balcones o ventanas, según el caso intentando hacer el mínimo ruido posible, ya que los Reyes, no suelen hacerlo cuando van depositando sus regalos.

Y, como los camellos no suelen hacer muchos gruñidos, el agasajado por La Alpabarda, no se entera, hasta bien entrada la mañana, que algunos madrugadores ven, fotografían y comentan jocosamente.

De esta manera, la mañana del día de Reyes es siempre divertida y muy comentada, la ocurrencia de uno u otro grupo, que al ser pequeña la población, hace que nos conozcamos todos.

Los regalos son siempre los mismos. ‘Troxos’ de berzas bien pelados y enormes y algún cartelito que alguno se le ocurre escribir y colgar al mismo tiempo de la barandilla del balcón.

Naturalmente, todo esto tiene un significado y en el caso de las mujeres solteronas, el troxo pelado de berzas,significa un novio,sin muchos posibles, pero que, a falta de humano, puede servir.

En el caso de los hombres solterones, algunos ponen también troxos, aunque antes, que era más fácil, se ponían carbones vegetales, que adornaban muy bien el balcón y que en muchos casos éstos agradecían para hacer braseros en las frías noches de invierno.

Hoy las calefacciones de distintos usos han hecho desaparecer a todos aquellos hortelanos de los pueblos, que se dedicaban a hacer este tipo de carbón, sobre todo en la población de Pradela, Ayuntamiento de Trabadelo y próximo a Villafranca. Se decía que el mejor era aquel que se obtenía con los vegetales de las irredentas y olvidadas por las administraciones minas de oro de los romanos, como son Los Cáscaros. Claro que al estar en La Somoza villafranquina, al igual que La Leitosa, estas, a quienes debieran importar y mucho, tienen olvidadas a ambas.

Pero seguimos con La Alpabarda. En ocasiones, la persona agraciada con los troxos se siente si no ofendida, sí puede ser molesta. Bastante tiene con su soltería y se pasa toda la noche en vela, para tirar un jarro de agua fría, que previamente deja a la altura suficiente, para ser vista por los grupos de jóvenes, quienes con paraguas o chubasqueros, esperan el primer chaparrón y luego retornan, cuando consideran que el agraciado, se ha ido a dormir.

Se dice que, en ocasiones, esto va acompañado en la búsqueda de Gamusinos, Biobardos Gurugueños, o zánganos vivientes. Que no es otra cosa que gastar una broma a los novatos, pero estos, ya suelen estar muy metidos en las pandillas y con los celulares, cambian mucho las cosas. Maravillas de la técnica. Por otro lado, se da la circunstancia, de que en escasas ocasiones, algún agraciado, que no sea muy proclive a las bromas, tira a los jóvenes piedrecitas o garbanzos para hacerles un poco de daño, pero estos casos son los menos y algunos solterones, ya han pasado de los sesenta y les cuesta digerir la admisión de este tipo de bromas.

Así, con Los Mayos y otras celebraciones, Villafranca conserva intactas las tradiciones, que con músicas ancestrales, se siguen entonando en cada una de las distintas celebraciones.
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