Juan Antonio Suárez: "Los mineros ven los Fondos MINER como una burla a lo que un día fueron"

Juan Antonio Suárez, estudiante de Ciencias Ambientales e Ingeniería forestal en la Universidad de León autor de un trabajo sobre el impacto social y ambiental del carbón en Tremor de Arriba

15/06/2025
 Actualizado a 15/06/2025
Juan (i) en  Tremor de Arriba, donde realizó su trabajo, con Diego como apoyo.
Juan (i) en Tremor de Arriba, donde realizó su trabajo, con Diego como apoyo.

Juan Antonio Suárez, estudiante de Ciencias Ambientales e Ingeniería forestal en la Universidad de León lideró el trabajo sobre el impacto social y ambiental del carbón y sus consecuencias en la provincia de León. Con esa premisa, y la ayuda de Diego Llano, Juan Antonio y bajo la tutela de las profesoras Estefanía Gómez y Adelina Rodríguez, iniciaron un viaje por las cuencas mineras. 

El padre de Juan, Héctor Suárez, exminero en Tremor de Arriba, les puso en contacto con sus antiguos compañeros, y bebieron de ese sentimiento minero del que salieron de la bocamina empapados. Carlos Álvarez y Vicente Crespo fueron pilares fundamentales en su trabajo también, prestándoles información y fotografías.

La defensa de estos por el sector, y su crítica hacia una transición que —según afirman— no ha sido justa, resume el sentimiento que los autores recogen al concluir ese estudio que ahora presentan y que aún tiene recorrido, tal vez en un audiovisual.

-¿Por qué este trabajo y por qué escogieron Tremor de Arriba como punto neurálgico del mismo?
-Yo, desde pequeño me he criado con mucho orgullo hacia la minería y creo que es un sector que hay que reivindicar. La transición ha sido muy injusta con él.

-¿Ese orgullo se acrecentó después de hacer el trabajo?
-Sí, mucho más, porque llegar allí y ver el potencial… y todo el impacto que ha habido, el desperdicio que se ha dejado, tanto a nivel ambiental como económico. A nivel social, los mineros que quedan allí, la gente de Tremor, sigue teniendo ese espíritu de lucha que tuvieron en su momento, pero tienen una edad. Quieren que se aproveche ahora nuestro trabajo para recordarlos, porque sienten que han estado durante muchos años abandonados por los sindicatos, por las instituciones, por los medios. Cuando llegamos allí se volcaron con nosotros y nos pidieron que este trabajo tuviera alcance por ello.

-¿Qué les piden que reivindiquen por ellos? Porque ellos pertenecieron a un sector que ahora es un recuerdo reciente, casi nostálgico, pero relegado al olvido al final…
-Sí, lo que sienten es olvido. Ahora ven que quedan ruinas de lo que algo fue, y por la gestión de los fondos MINER que, además de llegar muy pocos, lo hicieron en forma de cuatro monumentos. Ellos ven los fondos MINER como una burla a lo que un día fueron y al impacto ambiental que les han dejado, porque en las escombreras no crecen plantas y en el río sigue habiendo vertidos de hierro de la maquinaria, de los talleres, de aceite… y ahí siguen. Las empresas no existen, no pueden hacerse cargo, y las instituciones reniegan completamente porque, al no ser un núcleo de población, no les interesa hacer campaña por cualquier cuenca.

-Es como tierra de nadie, pero no sé qué les comentan ellos en las conversaciones que han tenido ¿Qué piden para salir de ese olvido?
-Quieren ser escuchados, que llegue otra oportunidad y no sentirse solos en lo que puede quedar de esta lucha.

-¿Qué dificultades encontró a la hora de conseguir datos?
-La verdad es que, a nivel de información, llegar allí como un extraño puede ser más difícil, pero yo era hijo de minero y eso hizo que se volcaran completamente con nosotros. Nos resultó fácil y, para completar el trabajo, acudimos al Museo de la Energía, al Museo Provincial de León.

-¿Y las hipótesis de las que partía se confirmaron con las conclusiones finales?
-Las hipótesis de las que partíamos era realizar un simple trabajo, pero que íbamos a acabar con un final triste y nostálgico. Pero nuestra hipótesis no solo se confirmó sino que se agravó. La situación con la que concluimos resultó ser bastante peor de lo que podíamos imaginar.

-En el trabajo habla de que esas minas fueron el pan de los mineros, pero el respeto a la naturaleza para conseguirlo no fue tal. ¿Se hizo bien?
-Entiendo que cuando ellos empezaron a trabajar era otra época y no era tan necesario pensar en el medio ambiente, pero, según iban avanzando las leyes ambientales promovidas por la Unión Europea, podían tener alguna problemática más. A los mineros les interesaba trabajar, y dónde poner las escombreras era competencia de la empresa. Cuando la empresa quebró, lo dejó todo allí.

-De inicio, su trabajo se abre con unas preguntas: ¿Cómo se ha visto afectado el medioambiente en las zonas mineras?
-Hay una gran cantidad de escombreras sin tratar. Son la escoria del carbón, lo que no valía. De ahí no crece la naturaleza. Es verdad que alguna empresa estatal ha hecho algún intento por restaurarlas, pero lo están haciendo muy mal, porque los años que llevan repoblando con vegetación local no está funcionando y se está notando bastante en los montes. Es una queja de los ganaderos porque no pueden aprovechar ese terreno. Después está lo que queda de los talleres, los escombros… tal vez es más reducido, pero está al lado de una fuente de agua que vierte un montón de hierros del material y vehículos de la empresa que contaminan el suelo con vertidos de aceite que aún se mantienen. Es brutal. Si la empresa cesó la actividad en 2018 y cerró las instalaciones entre 2008 y 2012, estamos hablando de más de 10 años contaminando y de abandono que sucede en pleno siglo XXI.

Una de las imágenes antiguas cedidas por Carlos Álvarez.
Una de las imágenes antiguas cedidas por Carlos Álvarez.

-¿Le sorprende que ninguna administración haya tomado cartas en ese asunto?
-Sí, nos sorprende. No lo han hecho y no esperábamos encontrarnos ese panorama.

-¿Considera que el planteamiento de la transición podría haber sido de otra manera? Ya apunta en su trabajo que fue “injusta” por ir dejando “agujeros de depresión en el mapa minero”…
-Sí, porque el planteamiento inicial fue con prejubilaciones, que acabó calando, porque los trabajadores lo acogieron. Pero volvió la precariedad, bajo amenazas de impago y, si te quejas, no te prejubilas porque no cumples con las condiciones… Un minero, José Manuel, nos contó que los sindicatos les habían abandonado completamente y que tenían que montar ellos los piquetes y volver a reivindicar lo que se les había prometido en cuanto a prejubilaciones. El minero sabe trabajar en cualquier sitio, pero si le pagas por no hacer nada, le estás quitando la vida. Eso desembocó en que Tremor se vaciara. La gente ya no tenía que estar ahí. Muchos tuvieron que emigrar porque tampoco tenían servicios. No hay autobuses, y todo está en precario. La situación no es la mejor.

-Y ¿dónde podemos poner la segunda vida de Tremor después de dejarlo caer?
-Los que mejor pueden decidirla son los propios habitantes, que son los que saben cómo quieren proyectar su futuro. Pero algo que sacamos en común es que se debe fomentar la reparación del ecosistema, algo que no es tan difícil: tapar escombreras, limpiar, cortar los vertidos. Y, a partir de ahí, puedes hablar de turismo rural, reindustrializar a corto plazo. Ya tendrías pasto para el ganado. No hace falta sacar carbón para sacarle partido a la minería. Se puede promover un museo de ese patrimonio industrial, reformar la explotación del Pozo Casares para hacer visitas guiadas, recordar lo que fue la vida en la mina. Todo eso, en un enfoque turístico y cultural, podría estar bien.

-¿Cree que eso puede llegar a interesar? Son ideas bastante básicas. ¿Por qué cree que no se ha hecho?
-No lo sé, me gustaría profundizar más en ello, y este verano he quedado con compañeros a los que también les ha interesado este proyecto y lo intentaremos. Pero los que proyecten todo deben ser los habitantes de la zona, los que elijan el destino de lo que puede ser Tremor. Hemos llegado a un acuerdo con los estudiantes de Ingeniería de Minas y vamos a intentar documentar el trabajo en formato audiovisual. Sería hacer un documental a largo plazo, porque no tenemos recursos y tenemos que compatibilizarlo con los estudios, pero nos gustaría darle más alcance.

-¿Y son ellos los que cree que deben levantar la voz para hacerlo ante las administraciones?
-Ya les han dado la espalda mucho tiempo. Es una reivindicación que se ha llevado bastante mal dentro de la Junta, porque la gestión de los fondos MINER no fue la más óptima y se perdieron muchas oportunidades.

Juan caminando por la bocamina.
Juan caminando por la bocamina.

 

Archivado en
Lo más leído