El colegio de Silván vuelve a pender de un hilo al quedarse en tres alumnos

El Ayuntamiento de Benuza tramita ayudas para atraer a familias que tengan dos hijos en edad escolar para mantener el centro / Ofrece trabajo y ayuda para encontrar vivienda

Mar Iglesias
19/04/2021
 Actualizado a 19/04/2021
Imagen de archivo de la escuela de Silván, que vuelve a estar al borde de desaparecer.
Imagen de archivo de la escuela de Silván, que vuelve a estar al borde de desaparecer.
Benuza no se libra de la oscura sombra que se mece sobre su Colegio Rural Agrupado, Santa Ana, ubicado en la pedanía de Silván. Hace cuatro años recuerda el alcalde de Benuza, Agapito Encina, que vio como de repente se amenazaba con su cierre por falta de alumnos. En aquel momento tenía tres Iker de 7 años, Rosa, de 9 y Juan, de 11 y sus madres querían mantenerlos en el colegio rural.

Tres niños son los que ahora quedan en el centro, que completaba cuatro con los que aseguraba su subsistencia, explica Encinas «y estamos tratando de que vengan familias para mantener esos cuatro». Los alumnos se hacen mayores y van pasando al instituto, por lo que el Ayuntamiento echa cuentas para saber con cuánto tiempo cuenta para encontrar sucesores «otro se nos va el próximo curso», dice Encina.

Benuza en 2016 realizó una campaña para atraer a familias con hijos que permitieran el mantenimiento del colegio «tenemos una familia con dos hijos y otra que vino se fue, pero uno de esos niños se va al instituto», dice. Ofrecían trabajo y ayudar a encontrar vivienda, lo mismo que pretenden ahora ofrecer. «Estamos hablando con las canteras de pizarra para poder ofrecer un empleo, pero casas no tenemos, aunque podríamos ayudar en el alquiler», dice.

Según Encina, una chica del pueblo, Marta Domínguez, es la que se está encargando de intentar hacer efectiva esa llegada de nuevas familias, publicitando los beneficios que ofrece vivir en el rural. La idea, según asegura el alcalde es que llegue una familia con dos hijos «si no es así, para el año que viene podrían quitar la escuela» si se basan en el número de alumnos y para un pueblo menguado en población, que ha sufrido una sangría hasta los 480 habitantes que son hoy, lamenta Encinas, con solo nueve niños –cuatro en el colegio y cinco en el instituto de Puente de Domingo Flórez, representaría casi morir. De no conseguirlo, los alumnos tendrán que soportar un viaje diario de30 kilómetros para asistir al colegio de Puente de Domingo Flórez.

Encina lamenta que nadie esté preocupándose de un problema fundamental de su municipio y de esa España vaciada a la que dicen ayudar. Ni siquiera se les cuida amparando sus peticiones como la que el regidor había formulado tras un gran incendio que asoló el municipio. Su pretensión era que le permitieran contar con una balsa para tener agua embalsada y, llegado el caso, poder utilizarla para sofocar las llamas y evitar que estas calcinen un patrimonio natural único al que Benuza mira y del que también vive.

Pero asegura que ni Confederación Hidrográfica del Miño-Sil ni Medio Ambiente han aceptado su propuesta «y seguimos estando desnudos frente a los incendios», lamenta cruzando los dedos para que el verano no vuelva a marcar una tragedia para el pueblo «el año pasado no hubo incendios fuertes pero este veremos lo que pasa, porque si viene seco…». En el aire deja el regidor la duda del futuro para una zona que también pidió contar con un espacio para el baño «y tampoco se nos permitió», dice. «Quieren acabar con los pueblos», asegura contundente, porque tampoco ha conseguido soluciones para sus dos carencias más acuciantes, las telecomunicaciones y el transporte.

En cuanto a la sanidad, hasta el momento el sistema estaba funcionando, pero reconoce que ahora no se están cubriendo los permisos de los profesionales, porque quedan dos puestos por cubrir en Puente de Domingo Flórez y esa carencia afecta al servicio.

Pero para Encina, lo que sería más urgente sería que se pudiera contar con un autobús que les conectara a Ponferrada al menos tres días por semana «estaba puesto pero nos lo dejaron en dos. Tiene la concesión una empresa y no pone el servicio», dice.

En cuanto a telefonía móvil «estamos sin ella la mitad de los días». Él llega a contar con dos teléfonos para poder responder a las necesidades de sus vecinos ya que en ocasiones, una compañía deja de funcionar, lo que afecta también a internet. Pero apunta que «no depende de nosotros, tendría que ser Diputación la que exigiera a las empresas privadas que den ese servicio», pide el alcalde.

Mientras, la lucha sigue siendo por mantenerse, soportando que la mirada de las administraciones superiores nunca se pare en sus pueblos.
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