Tal vez la huella que le dejaron los veranos en un autobús camperizado que unía a su familia más otras tres y forjaba una amistad que estaba dentro y fuera de aquel gran vehículo fue lo que movió al director berciano, Alberto Peláez, a contarlo delante de una pantalla. Cuatro amigos que en los 90 decidieron comprar un bus para vivir las vacaciones juntos. 'El Autobús' es su ópera prima como director, aunque lleva más de una década tras las cámaras. Es su trabajo más personal, que acaba de presentar en Ponferrada y que seguirá recorriendo festivales. Él también seguirá viajando. Ahora le toca vivir en Mallorca, antes fue en Salamanca y tiene un proyecto en Alemania. Sabe que volver al Bierzo es difícil porque tuvo que dejarlo ya en su momento, pero, en esos sueños sobre ruedas de recuperar imposibles, se ve de vuelta a casa.
-¿Qué fue de aquel autobús que protagoniza el cortometraje que acaba de presentarse en el Festival Internacional de cine de Ponferrada?
-Acabó en el desguace de Félix Castro ya destrozado. La historia precisamente empieza ahí. Estuvo con nosotros 15 años y también fue utilizado por la Ponferradina en algún ascenso a Segunda B y en carnavales. Incluso un partido político lo usó para hacer propaganda electoral. Los hijos de aquellos cuatro amigos que iban en él de vacaciones nos hicimos mayores y ya no queríamos viajar con los padres…
-¿Qué le llevó a ver en esa historia una película que contar?
-Tenía mucho material de los viajes y lo fui digitalizando. Yo soy hijo de uno de los cuatro amigos, de Donato. Un día le dije a mi padre que me contara cómo habían construido el bus y grabé aquella historia para transcribirla. Fue en 2015 y en 2017 escribí el guión. Después sucedió lo de la pandemia y presenté el trabajo a varios sitios para poder financiarlo y no cuajó hasta que el año pasado sí lo hizo. Diputación me dio una ayuda de 1.500 euros y con ella empecé.
-Y a partir de ahí, un reencuentro de amigos, ¿cómo fue?
- Lo hicimos en un autobús. Ellos habían comprado un bus escolar que hacía la ruta Fabero Toreno y era de Pelines. Así que volvimos a usar un autobús de Pelines. Ellos son amigos de toda la vida y se siguen llevando, aunque los hijos ya tenemos un distanciamiento porque cada uno estamos en una zona.
-¿ No ha abierto la posibilidad a recuperar ese autobús, aunque sea de otra forma?
- Los padres ya hablan de comprar uno de dos plantas. Pero hoy no se podría hacer lo que hicieron ellos. Lo camperizaron ellos. Mi padre nunca había cogido una radial y lo hicieron todo con hierros. Aquí no les pasaba la ITV y se fueron a otra comunidad a pasarla. Tuvieron que 'untar' al técnico para hacerlo. Bueno, una locura que no se podría hacer. Allí íbamos cuatro familias, 15 personas metidas en el bus.
-Hablamos de 1995 sorprende esa idea de comprar un autobús...
- Es un reflejo de otra época, algo que hicieron nuestros padres y que nos brindó una infancia sublime. Ojalá yo le pudiera dar a mis hijos el 10% de lo que ellos nos dieron. Viajamos por Oporto, Lisboa, Galicia. Dormíamos en el medio de la ciudad. Ellos se conocían del Club Náutico, donde pasábamos los veranos acampados. Fue ese estilo de vida el que les animó a comprar el autobús. Pero hicieron literas básicas. Las madres decían que aquello era como una piara de cerdos, porque estábamos todos metidos allí, pero era fantástico.
-¿Y el viaje estaba definido de antemano o fue surgiendo a raíz de tenerlo?
- El primer viaje íbamos a ir a Muros y Gijón, pero llovió y entonces fuimos a Cádiz. Todos los años hacíamos un viaje largo de 15 días. Se planificaba ya desde el año antes y se esperaba con ansiedad, porque tampoco sabías si el autobús iba a arrancar. Aunque lo usaban también algún fin de semana, siempre había sorpresas. En todos los viajes había averías. El autobús estaba hecho para morir en él. En el primer viaje, el que hicimos a Bilbao, empezó a arder un foco. El extintor no funcionaba. Aquello era una jaula de grillos. El tanque de gasolina nunca te decía si estaba lleno o vacío. El motor era de otro autobús. Era todo un despropósito.
-Supongo que el corto trata de ese encuentro entre familias, pero ¿cómo regresan de la experiencia?, ¿les ha dejado huella?
- Sí. En todo momento trato al autobús como si fuera una persona. Es una búsqueda de dónde fue el autobús que compartió la historia de su tiempo.
-No sé si como heredero de la idea, se plantea, como ha sucedido con otros viajes, como el del Bierzo de Valentín Carrera, o el de Carnicer a La Cabrera, en repetir aquella experiencia...
-Las referencias que me dio mi padre y sus amigos, que son como familia para mí, no tienen parangón. El hecho de tener esa visión de viajar y conocer que me han dado ellos es mucho. Pero es una época pasada y es difícil repetirlo. Hemos vivido una pandemia y antes no teníamos esos prejuicios para viajar que ahora sí se tienen.
-Ahora el corto ya ha sido premiado ¿no? Y presentado en Ponferrada ¿qué recorrido le espera a ese autobús de pantalla cinematográfica?
- Ya ha ganado el Festival Barcelona Cinema, está elegido en el de Cullera, en Valencia, en la India incluso y, para mí, lo mejor es que fuera seleccionado para presentarlo en Ponferrada con toda la familia. Ese es el éxito mayor.
- ¿Qué otros proyectos te surgen a partir de este?
- Ahora tengo que ir a Alemania a grabar una serie, pero en el equipo de cámara, que es donde llevo más de diez años, porque de director nadie vive, es muy difícil. Puedes tener ideas, pero hay que buscar la financiación y eso es complicado. La mayoría de los proyectos están en la papelera. 'El Autobús' estuvo esperando a conseguirla, y con él presenté tres proyectos más que están ahí. Hay uno que me gustaría hacer. Es de ficción y se llama "Manos negras". Trata sobre un adolescente de Fabero, que tiene un abuelo con demencia que había trabajado en la Peña del Seo como minero y que se escapa para meterse de nuevo en las minas de wolfram. Habla de la España Vaciada, de ese adolescente que no sabe a dónde va, que espera...como le está pasando al Bierzo, de donde yo me he tenido que ir. Lo bonito que tiene ser del Bierzo es echarlo de menos a veces. Es un proyecto que me gustaría hacer con gente que no sean actores.
"'El Autobús' es un reflejo de otra época, algo que hicieron nuestros padres y que nos brindó una infancia sublime"
Alberto Peláez, director del cortometraje "El Autobús" sobre las peripecias de cuatro familias bercianas que se unían en vacaciones en ese vehículo que camperizaron para ello en los 90
24/09/2022
Actualizado a
24/09/2022

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