Berta Pichel y los ojos de la historia, el amor y la amistad

A través de su nueva novela, El tiempo nos deshizo, Berta Pichel nos sumerge en décadas de la historia de Cataluña. Un libro para leer, aprender y disfrutar.

Ruy Vega
28/05/2023
 Actualizado a 28/05/2023
Portada del libro de la autora, Berta Pichel.
Portada del libro de la autora, Berta Pichel.
La vida, papá, es una sucesión de acontecimientos que conforman una compleja cadena que moldea nuestro camino. Nuestro camino, con el tiempo, se cruza con otros, que a su vez se entremezclan y se alejan con el de los demás. Todo ello dibuja una maraña de realidades cuyo lienzo describe la historia de cada uno, de cada persona y ser humano que vive en este planeta. El tiempo nos deshizo es, sin duda, una historia de personas y de caminos que se cruzan.

Berta Pichel ha regresado con una nueva novela. Perdón, corrijo mi frase anterior: Berta Pichel ha vuelto con una nueva e imprescindible novela. Sé que si pudieras leerla te encantaría (quizá puedas, quién sabe lo que nos aguarda al otro lado). Porque sigue siendo ella, porque sigue hablando de la historia que nos rodea, de las personas que la vivieron en primera plana, de lo que viven sus protagonistas, de lo que ellos temen y padecen; pero también porque habla del amor, del rencor y de una parte de la historia que a ti tanto te interesó.Todos sus libros están unidos entre sí a través de las vivencias de la autora.

Las dos novelas y el poemario conforman un conjunto que es ella misma. Literatura que habla de sus orígenes, de su pasado y de su presente. Todos estos años de escritura nos han acercado a conocerla mejor. Y yo, que he tenido la enorme fortuna de estar a su lado en multitud de ocasiones, puedo afirmar que su alma, aquella que vuela alto y hace latir su corazón al viento de una canción, se refleja en sus letras.

A través de las páginas de El tiempo nos deshizo podemos descubrir la historia de Cataluña a lo largo de las últimas décadas. Mediante los ojos de Pepa, su protagonista, haremos un recorrido que nos llevará a nosotros, que lo hemos vivido la gran mayoría desde el exterior, a poder comprender y entender el cómo, el porqué, el blanco y el negro. No es necesario avanzar mucho en el libro para darnos cuenta de que así será. Atento: «El olor a rosa, muchas amarillas en señal de protesta por los «presos políticos» o «políticos presos», según la óptica de cada quien, reemplazó la pestilencia del raticida de las vías, clavado en la pituitaria. En una de las mesitas de la terraza del café Zurich, un hombre de aspecto extranjero […] leía La Vanguardia».

Además de poder conocer la historia a manos de los distintos personajes de la novela, la autora también utiliza sus profundos conocimientos sobre lo ocurrido y nos explica las circunstancias que han sustentado cada uno de los acontecimientos, dejando que el propio texto se convierta en una parte más de la novela. Posiblemente, tras leer el libro, nuestra visión de Cataluña sea mucho más profunda y cercana a la realidad. Podemos encontrar un ejemplo en el siguiente párrafo que te extraigo: «Entonces, muchos sectores que apostaron por el espíritu del pacto de la Transición consideraron a Xirinacs un ‘senil’, un ‘iluminado’, sin embargo, el tiempo lo convirtió, para otros muchos, en el maestro de la reivindicación nacionalista. Al menos a ella, le resulta muy sorprendente la rapidez con que cambian las ideas y, en consecuencia, las actitudes personales y colectivas».

Pepa, que como te comentaba será nuestros ojos en este recorrido, también nos llevará en breves pinceladas al mundo literario de la Barcelona actual que, a buen seguro, ha saboreado Berta Pichel. La autora se vale de ello para describirnos parte de esta sociedad: «Allí estaban muchos representantes del mundo de la cultura y de la política. La cultura como consumo en una sociedad de consumidores […] Allí estaban los que se amaban y los que se odiaban; los amigos y los rivales; los deseosos de una refundación del sistema […]; también los escritores en lengua catalana, en lengua castellana o en otras lenguas, porque la palabra une, aunque, en ocasiones, se utiliza para atacar».

La novela, además de lo ya comentado, también se sumerge en el amor. Pero no se centra en uno concreto, sino que a través de distintas vivencias nos llevará hasta el amor correspondido, hasta el amor por costumbre o hasta el amor más sincero y longevo. Para ello, los protagonistas se entregan al amor pasional, al amor que nos eriza la piel, o al amor que creemos que lo es, pero que puede que no lo sea.

Disfrutaremos, en este sentido, de textos que describen situaciones donde nuestros corazones latirán con rapidez. Textos, como el siguiente, que leeremos varias veces antes de pasar al siguiente párrafo: «Las voces avanzaron aceleradas desde el patio hacia el jardín. De nuevo el tembleque se apoderó de ella. No tuvo tiempo de reaccionar. Sintió la calidez de los brazos cubriendo su miedo, el sabor a tabaco de la saliva tibia, mientras la lengua navegaba nerviosa por la oquedad de la boca, resguardada bajo el estrés de la mandíbula rígida como un bloque de mármol».

Berta, lo puedo asegurar, hace magia con las palabras.No puedo dejar de mencionarte, papá, que la historia que nos cuenta la autora no solo nos lleva a la Barcelona de distintas décadas; ni únicamente nos transporta a los distintos amores posibles; o tampoco no solo nos detalla, a través de la relación con sus amigas, las distintas formas de la amistad y su duración y variabilidad en el tiempo. No, no solo eso. Sino que también podemos encontrar en la novela una profunda reflexión sobre aquellos que abandonan sueños y esperanzas por los de los demás. Tantos y tantos días pensando en el qué podría haber sido, en el qué haría si mi camino no hubiera tenido (sea por decisión propia o no) una valla a ambos lados que me impedía salir de él.

No es necesario que te describa mucho más, lo entenderás mejor cuando lo leas: «Sin duda, el ascenso de Fran originó cambios en el día a día de la relación. […] Lo supo enseguida cuando ya, a primera hora del día, se levantaba apresurado, se duchaba y, apenas sin probar bocado, salía volando hacia el trabajo. Ella se acostumbró a relacionar el ruido del cierre de la puerta del ascensor con la apertura de la manilla de la ducha. Necesitaba relajarse un buen rato bajo el agua antes de abandonar el nido, cada vez más deshabitado».

Pero ¿sabes? Este libro nos depara también una sorpresa. Una enorme y grata sorpresa. A los que hemos seguido la trayectoria de Berta Pichel, poder leer lo que te muestro a continuación nos provoca un cosquilleo en los dedos. Estoy seguro de que a ti también. Y no, no voy a decir nada más; lo entenderás. Podemos leer, en El tiempo nos deshizo: «Nía, mi nombre es Herminia, pero me gusta que me llamen Nía. Amor de hija, el diminutivo se lo debo a mi madre». ¿Te lo esperabas? (Sonrío)

Me despido ya, cierro esta nueva Carta a ninguna parte con el buen sabor de boca de haberte trasladado hasta Berta Pichel y su nueva novela. Sé que te hubiera gustado conocerla, sé que te habrías sentado con ella y habríais sido capaces de estar hablando y hablando sin parar. Sigo pensando que la vida me hizo conocer a Berta por alguna razón mágica. Los caminos a veces se juntan para que se encuentren sus caminantes, quizá ese ha sido el plan del destino. Ahora dejo aquí esta última línea, sabiendo que dentro de poco llegará una nueva carta, un motivo y una excusa más para seguir contigo, a tu lado; unos párrafos que, a través de la literatura, nos sigan uniendo y me sigan recordando que, sin ninguna duda, no es inmortal el que nunca muere, sino el que nunca se olvida.
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