El asesinato que no conmocionó León

El ingeniero leonés Emilio Zapico Arriola fue secuestrado por una partida de maquis y asesinado un 29 de septiembre, de 1945. Causó conmoción... con el tiempo, pues en aquellos días sólo se supo lo que la censura quiso, casi nada

Fulgencio Fernández
30/09/2018
 Actualizado a 19/09/2019
‘El Químico’, uno de sus secuestradores, abatido.
‘El Químico’, uno de sus secuestradores, abatido.
El tópico periodístico suele ser real:«La ciudad está conmocionada con el crimen». Debería ser válido para el caso de Emilio Zapico Arriola, asesinado el 29 de septiembre de 1945 (este sábado hizo 73 años) en los montes de León pero perteneciente a una de las familias más conocidas de la ciudad e ingeniero de profesión.

Pero no se puede decir que «conmocionó a la ciudad»pues los leoneses de a pie prácticamente no se enteraron más que de aquello que la censura quiso. Y más teniendo en cuenta las excepcionales circunstancias que lo rodearon pues fue secuestrado por un grupo de maquis y asesinado después de una rocambolesca negociación con un capitán de la guardia civil vestido de mujer (para hacerse pasar por la madre de Arriola), un maquis que descubre la treta y el joven ingeniero leonés fue ejecutado. La prensa dio la noticia de la muerta pero no las causas de la misma.

Poco se puede leer en la prensa de la época, más bien casi nada. Sirva como ejemplo la fotografía que aparece en la parte superior de la página, junto al titular, en el que se informa del Consejo de Guerra a sus secuestradores en una media columna en la parte inferior de una página.

Hubo engaño doble, un capitán se disfrazo de madre de Arriola y tres maquis de guardias civiles
Así las cosas fueron avanzando las noticias y las investigaciones con el paso del tiempo. Reportajes en prensa (como uno de la serie Crónica Negra de Joaquín Nieves en La Crónica), investigaciones para libros como la de Julio Llamazares para 'Luna de lobos', después llevada al cine por Julio Sánchez Valdés (1986); y sobre todo los trabajos de investigación de Secundino Serrano, gran experto en el fenómeno maquis.

Podríamos cerrar el viajar a la hemeroteca —en el tiempo y por partes—con otra fecha y otro trabajo, en 2005, cuando Daniel Álvarez Torre, redactor entonces de La Crónica de León, tiene acceso «por primera vez y a travésde archivos oficiales de la época, todas las claves de aquel suceso que, pese a la censura, conmocionó a la sociedad leonesa en uno de los momentos más negros de nuestra historia reciente», según el propio periodista escribía en la entradilla del reportaje.

Serrano relata la sucesión de los hechos: «Arriola fue secuestrado en su finca de Santibáñez de Porma (lo que hoy es la Fundación Merayo y antes un seminario o preceptoría) el día 29 de septiembre de 1945, pidiéndose a la madre dos millones por el rescate, una cifra muy alta para la época. La madre de Arriola, que no disponía en efectivo de la suma, se dirigió a una entidad bancaria leonesa, que comunicó a la policía el hecho. Las autoridades policiales decidieron que no se pagara el rescate, y diseñaron una estrategia para conseguir la detención de los secuestradores. Disfrazados de mujer, un capitán de la Guardia Civil y dos guardias fueron al encuentro de los huidos. A la altura de la finca conocida como el Carrizal les salieron al paso tres hombres vestidos de guardias civiles. Todos se dieron cuenta del engaño mutuo y se inició, seguidamente, un tiroteo en el que cayó abatido Francisco Suárez Salvador El Químico y un miembro de la Benemérita resultó herido. Los demás huidos, que observaban la operación desde unos montes próximos, ejecutaron a Manuel Zapico Arriola. Era el 2 de octubre».

La prensa dio cuenta de la muerte de Arriola pero no de las circunstancias en la que se produjo


Y el reportaje de Daniel Álvarez añade los datos tomados del sumario «por el presunto delito de secuestro y asesinato del vecino de esta capital don Emilio Zapico Arriola», que contiene más de 500 folios y fue abierto el 1 de octubre de 1945. Como recuerda su primera página, «ocurrió el hecho el 29 de septiembre de 1945».
Relata Álvarez cómo «Emilio Zapico se encontraba en su caserón de Santibáñez del Porma la noche del 28 de septiembre de 1945. Hacía dos horas que había llegado de Valladolid conduciendo su Fiat Topolino y acompañado de un amigo. Eran las 11 de la noche cuando tres sujetos llamaron a la puerta. La madre de Emilio, Petronila Arriola, se negaba a abrir. Era muy tarde. Pero los visitantes se identificaron comoguardias civiles y los cerrojos cedieron. Además de los once criados y los ya citados, se encontraba en la casa la hermana de Emilio, María Asunción Zapico Arriola». Su testimonio abunda en que «los que irrumpieron en la casa aquella noche eran tres hombres con capotes pardos, de los cuales dos llevaban gorros de campaña de la Guardia Civil y el tercero como un gorro ruso con orejeras. Dos se encerraron con Emilio Zapico en su habitación durante media hora. El tercero se quedó fuera con los criados y el resto de los ocupantes de la casa. Una vez transcurridos los 30 minutos, los del interior del cuarto mandan entrar a la madre y a la hermana de Emilio. ¿Qué pasa? Se desvela el misterio. «Estos señores piden dos millones de pesetas y llevarme con ellos», dice el joven Arriola.

La madre quiso negociar el precio pero ellos dijeron que no eran los jefes y se tenían que llevar al ingeniero.  
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