El abuelo de León tiene 109 años y acaba de enviudar de una mujer de 102

Mateo Balbuena Iglesias, de Villamartín de Don Sancho y residente en Vitoria, es el nuevo abuelo de León al fallecer Antonio Alvarado. Mateo llevaba 78 años casado con Consuelo Lopetegui, de 102 años, fallecida hace solo 8 días

Fulgencio Fernández
02/10/2022
 Actualizado a 02/10/2022
mateo-balbuena-centenario-02102022.jpg
mateo-balbuena-centenario-02102022.jpg
La noticia tiene un buen número de posibles titulares: «El nuevo abuelo de León, Mateo Balbuena, tiene 109 años», «el nuevo abuelo de León es el segundo hombre más viejo de España»; «acaba de enviudar el nuevo abuelo de León de una mujer de 102 años con la que llevaba 78 años casado...».

Una cascada de titulares que ha propiciado el reciente fallecimiento del que eraabuelo de León y de España, Antonio Alvarado, de Remolina, que tenía 110 años. Su lugar en León lo ocupa Balbuena, de Villamartín de Don Sancho, pero no a nivel nacional pues vive un hombre mayor que él, aunque también de 109 años. Se trata del gallego Luis Torres, nacido en Vigo el 29 de diciembre de 1912, mientras que el leonés nació el 21 de septiembre de 1913; es decir, acaba de cumplir los años. La fatalidad quiso que un día después de su cumpleaños falleciera su mujer, Consuelo Lopetegui, también centenaria pues había nacido en Barakaldo, con la que se había casado en abril de 1944.

Barakaldo, Alava y el País Vasco estaban presentes en este repaso y es que el leonés de Villamartín de Don Sancho fue uno de tantos paisanos de aquellas comarcas que emigraron al País Vasco buscando un futuro mejor que el que se les presentaba en su tierra, aunque antes pasó por Asturias, una parada que también fue importante en su . Mateo era el formación ideológica de profundo luchador antifranquista y veterano comunista, con más de una decena de libros publicados sobre temas políticos y económicos en su mayoría.

Mateo era el mayor de una familia muy numerosa de Villamartín. «Éramos 10 hermanos, había que trabajar y me enviaron al comercio de unos amigos en Asturias por lo que yo me empecé a preguntar: ¿Porqué tengo yo que abandonar mi casa?», hechos que propiciaron el nacimiento de una rebeldía que le acompañaría siempre y que fue regando con lecturas que le recomendaban en las frecuentes visitas al Ateneo Obrero de Gijón y que acabaron con su desembarco en las Juventudes Comunistas de Asturias en el año 1932. Fue nombrado secretario de Agitación y Propaganda y participó en Oviedo en la famosa huelga del 34.

La guerra civil ya le pilló en el País Vasco. La biografía publicada en Deia explica que quedó «encuadrado en el batallón Leandro Carro, dondele nombran teniente y él les cuenta cómo «nos abandonan o traicionan los altos oficiales, pero mi sección se mantuvo dispuesta a resistir». Tras evacuar Bilbao, es herido en la mano izquierda y le retiran a Santander y a Gijón. Al perderse Gijón, abandona el hospital y en un pesquero llega a El Havre (Francia). Pero retorna al Estado por Figueres. Le nombran instructor de la 65º Brigada. Ante la derrota republicana arenga a su tropa para huir a Francia y seguir la lucha. Tras 28 días de travesía vestido de civil es apresado en Broto (Huesca), juzgado en Jaca y encarcelado. Queda libre. Logra empleo en una mina ubicada «sobre Bilbao» por las mañanas y por las tardes imparte clase. Retomó la lucha clandestina con el EPK-PCE y en 1942 fue detenido y encarcelado en Larrinaga. «Franqui nos quitó todo y nos dedicamos a vivir de ahorros, de la huerta y a escribir, liberados del capitalismo».

En 1944, como se ha dicho, se casó con Consuelo, otra luchadora antifranquista, lo que hace que en medios de comunicación del País Vasco se repitan reportajes con el titular ‘El matrimonio antifranquista’ u otros similares, que se multiplican cuando los dos superan los 100 años de edad.

También sufrió el exilio, a Francia con tan solo 17 años, pero esta singular mujer repetía en estos reportajes una anécdota que la define: «Cierto que me tocó el exilio, pero ‘gracias a él’ también tuve una suerte histórica, que nos llevaran a visitar la Exposición Internacional de París de 1937 y pude ver el Guernika recién pintado, me produjo una enorme emoción, yo no había oído hablar de Pablo Picasso pero sí del bombardeo de Guernika, nos lo contaban los soldados republicanos». Le emocionaba comprobar que todo lo allí pintado le recordaba pasajes de su vida: «La bombilla era igual que una que había en el caserío de unos familiares en el que estuve refugiada; también la vaca, pues yo fui una de las niñas de la guerra y recuerdo cómo salíamos de casa con la vaca...».

Llamaba la atención lo celoso que e3s Mateo Balbuena con las ‘interioridades familiares’, se escuda en que son cosas particulares y tan solo una vez acabó contando cómo se habían conocido, incitado por Consuelo. «Fue en un baile antes de la guerra», dijo el leonés; pero ella negó con la cabeza y Mateo tuvo que desvelar el pasaje que ocultaba: «¿A que no recuerdas que entré montando a caballo al interior de un bar porque estabas tú?».

Los tiempos eran los que eran y en 1944 se casaron en una ermita ya desaparecida y con cierta trampa pues Consuelo, que era la que estaba en casa y conocía más ‘el paño’ se las arregló «para poder casarnos sin confesar antes ni comulgar el día de la boda».

Todas estas vivencias de la época de la guerra y primeros años de la posguerra están recogidas en el libro ‘Maizales sobre la lluvia’, de Aitor Azurki. Después el leonés llevó su compromiso y la defensa de sus ideas a un buen número de libros, que no dejó de escribir desde los años 60 hasta que ya tenía él más de 100 años. Obras como ‘Tres desafíos: Yanki, Ruso y Chino’ (1968); ‘El por qué del Eurocomunismo (1978)’, Bajo el capitalismo: consecuencias globales (1999); Stalin: relato escénico del sovietismo en tres tiempos (1998) o ‘Tercer milenio: fuerzas que operan en la historia (2001)’; entre otros, títulos que explican el largo compromiso del comunista heterodoxo de Villamartín, como muchas veces definen en los reportajes al que ya es el nuevo ‘abuelo de León’, Mateo Balbuena.
Lo más leído