Durmiendo en la calle... y con 78.000 euros en el banco

Uno de los afectados por ‘el chiringuito de Consolación’ relata las consecuencias de la estafa, que sigue pendiente de juicio

Isabel Herrera
14/03/2016
 Actualizado a 10/09/2019
El asunto está en fase de instrucción. | DANIEL MARTÍN
El asunto está en fase de instrucción. | DANIEL MARTÍN
No fue ni mucho menos por gusto, quizá sí por algo de codicia, pero quién no se fiaría de una persona cercana, conocida, amiga de la familia y bien colocada en una entidad bancaria que te propone ventajosos intereses por confiarle tu dinero. Así fue. Confió y hasta vendió una propiedad y pidió un préstamo para invertir en el ‘negocio’ de María Consolación Suárez, secretaria de alta dirección de Caja España. En total aportó 98.000 euros de los que sólo pudo recuperar 20.000 antes de que saltara, en las navidades de 2011, el escándalo: María Consolación, Mari para los conocidos como él, se había montado un buen tinglado a costa de todos ellos, el ‘chiringuito de Consolación’ se dio por llamar en los medios.

El protagonista de esta historia prefiere mantener su hombre en el anonimato. M.A.A. son sus iniciales. Aunque poco importa su nombre, porque es él como podrían ser otros cien, pues en esta presunta estafa que desde hace más de cuatro años se encuentra cogiendo polvo en los Juzgados sin que haya por el momento fecha para la celebración del juicio hay más de un centenar de víctimas.

Fue a raíz de un proceso de separación que le entra cierta prisa por recuperar algo de todo el dinero que había invertido. "Al principio fue bien, era un chollo, yo aportaba una cantidad y obtenía un beneficio", pero de pronto los beneficios empezaron a no llegar nunca. Lo necesitaba y empezó a insistirle a Mari, pero sólo le arranco 20.000 euros de los 98.000 depositados, y eso teniendo que recurrir a sacar a relucir a las fuerzas y cuerpos de seguridad porque aquello ya le empezaba a oler mal. No tardó mucho en ver de dónde procedía el hedor. Nada más comerse las uvas y dar la bienvenida al 2012 se entera por la prensa de que su conocida, la que custodiaba todos sus ahorros, a la que había confiado todo el dinero, está siendo investigada como cabecilla de una presunta trama financiera.

Esta presunta estafa que se destapó a finales de 2011 lleva más de cuatro años en los JuzgadosSeparado, sin trabajo y estirando al máximo los 20.000 euros que había conseguido recuperar, va tirando como puede hasta que el dinero se acaba. Y no hay más. Bueno sí, lo hay, le había dado a su banco –que era la figura que encarnaba Mari– 78.000 euros más que no puede sacar de allí. En definitiva, que sin saber muy bien ni cómo ni cuándo se ve en la calle con decenas de miles de euros en el limbo.

No le queda de otra que recurrir a buscar cama en los hogares sociales, cuando la encuentra, porque no faltaron las noches que tuvo que echar cuerpo al frío suelo para dormir. Y tirar de los familiares y amigos, para comer, para dormir, para desahogarse. Lleva casi cinco años sobreviviendo en un momento especialmente complicado para encontrar trabajo. Se ha ido aferrando a la más mínima oportunidad de ingresar algo de dinero, pero ni ha sido ni está siendo fácil.

Quiere su dinero y aguarda ansioso que la Justicia dé por fin un impulso a esta causa que suma más de cien estafados que han perdido más de cinco millones de euros de cuyo paradero todavía nada se sabe. Pero estuvo peor que ahora. Ha encontrado una pareja que se ha convertido en su principal bastón de apoyo, sin su ayuda "yo seguiría en la calle". Ha mejorado, pero ni mucho menos se ha rendido. Quiere su dinero y aguarda ansioso que la Justicia dé por fin un impulso a esta causa que suma más de cien estafados que han perdido más de cinco millones de euros de cuyo paradero todavía nada se sabe.

Espera recuperar su dinero. Tiene que recuperar su dinero. Pero la espera desespera y nadie le informa de los avances, de si podrá disponer algún día de sus fondos, de si habrá juicio contra los supuestos autores de esta estafa, de cuándo podría ser esto... Sólo en el Juzgado de Instrucción número 1 de León podrían aclararle alguna de estas respuestas. A él, y a otros cien.
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