Dos leoneses campeones del Coleadero del Centenario

Los charros originarios de León se proclaman vencedores en sus respectivas categorías en los festejos de centenario de la asociación más emblemática de México

L.N.C.
25/10/2021
 Actualizado a 25/10/2021
Alonso y Ander, a la izquierda y en el centro, campeones en sus categorías. | L.N.C.
Alonso y Ander, a la izquierda y en el centro, campeones en sus categorías. | L.N.C.
Los charros mexicanos son los jinetes que históricamente han desarrollado las labores de manejo del ganado mayor. Por las características especiales del territorio, las amplísimas extensiones de las haciendas se desarrollaron una serie de actividades propias evolucionadas de las que realizaron en su día los españoles llegados a la Nueva España.

Así como en España, en Salamanca o Andalucía, se realizan hoy en día concursos de acoso y derribo de un toro mediante el uso de la garrocha, en México se realiza una suerte similar pero que allí consiste en agarrar la cola del toro mientras corre a toda velocidad, enrollándola sobre la pierna del charro y a la medida que el caballo sobrepasa al toro hacer que este caiga al suelo.

En concreto esta suerte, se utilizó desde antiguo para hacer que aquellas reses que se separaban o pastaban sembrados fueran así apercibidas para buscar nuevamente el resguardo de la manada. Ha evolucionado desde su origen de ser una actividad propiamente campirana hasta convertirse hoy en día en una de las nueves suertes que componen el deporte nacional mexicano, la charrería. Demostrar la rienda del caballo en lo que se llama la cala, los piales mediante los cuales lazando las patas de un caballo salvaje se pretende parar su carrera, jineteo de toro y de yegua, la terna que se trata de inmovilizar una res a través del lazado de la cabeza y las patas, las manganas que igualmente a través del uso desoga del ixtle, la fibra del maguey, se lazan las manos de un equino para conseguir tumbarlo y el paso de la muerte en el que desde un caballo de rienda se salta a toda velocidad a uno bronco son el resto de las suertes que componen la charrería actual. Todas ellas actividades necesarias realizadas en el campo a efectos de curar, vacunar, capar o conseguir domar un caballo llevadas desde hace más de cien años a las plazas de toros de las ciudades como espectáculo.

Fue precisamente hace cien años, en 1921 que se fundó la Asociación Nacional de Charros para promover, institucionalizar y regular la charrería en todo México. Es la Decana de la Charrería el pilar fundamental de este deporte, que hoy se desarrolla en más de mil doscientas asociaciones en México y Estados Unidos, quien promovió ante la Unesco el reconocimiento de La Charrería como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad mismo que fue concedido en diciembre de 2016.

A lo largo de sus cien años de vida, esta asociación que cuenta con sus instalaciones, el histórico Rancho del Charro, ubicado en el céntrico Bosque de Chapultepec de la Ciudad de México, ha contado entre sus filas con los más diestros charros de la república. Han destacado en estos cien años de historia especialmente sus coleadores y parece que la tradición continua toda vez que en el Coleadero del Centenario realizado para conmemorar sus cien años de vida y cien años del surgimiento de la charrería como actividad organizada, los charros más jóvenes de la Nacional han tenido una participación destacada. Hay semillero.

Han sido precisamente dos leoneses, Alonso y Ander González Armenta, quienes han resultado vencedores en este importantísimo evento de las categorías de los niños, dientes de leche e infantiles.

Alonso de 13 años en sus tres oportunidades dio a los toros caídas caras lo que supone sean próximas al punto de partida, muestra de agilidad, y derribando al toro contra el suelo de manera que se puntúe con más cantidad de puntos mediante lo que se llama redonda que es hacer girar al toro sobre su dorso.

Ander, con tan solo 6 años, por su categoría aun no se le exige tumbar al toro más realizar todos los pasos conforme al reglamente mismos que realizó con la técnica debida como para ser el campeón en la categoría dientes de leche.
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