Dos guardias civiles a juicio por asaltar un bar y coaccionar a los clientes con el 'Cara al sol' de fondo

El Ministerio Público pide dos años de cárcel para cada uno de ellos y la inhabilitación por el mismo periodo de tiempo

I. Herrera
06/02/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Dos agentes de la Guardia Civil se enfrentan a una pena de prisión de dos años de cárcel y otros tantos años de inhabilitación por un presunto delito de coacciones haciendo uso de su cargo público por unos hechos que se remontan a la madrugada del 11 de septiembre de 2013 en un bar de una localidad del Órbigo.

Según el relato de hechos que hace el fiscal en su escrito de calificaciones provisionales, los agentes entraron en el bar cuando la dueña estaba recogiendo la terraza y quedaban aún unos pocos clientes y, haciendo ostentación de su condición de guardias civiles, «dijeron que mandaban ellos, obligando a los presentes a fumar y a apagar sus teléfonos móviles, bajando la trapa e indicando que de allí no se movía nadie». Expone además el Ministerio Público que los agentes pasaron al interior de la barra sirviéndose bebidas alcohólicas y poniendo música en el ordenador del local, «incluido el ‘Cara al sol’», y que sacaron sus armas reglamentarias, que pusieron encima de la mesa con los cargadores obligando a los presentes a introducirse balas en la boca y en las bebidas. Además, uno de ellos habría intentado abrazar y besar a la dueña del establecimiento diciéndole «eres mía». La situación se habría alargado hasta casi cuatro horas, cuando ya cerca de las seis de la mañana decidieron abandonar el local.

Según relata el fiscal, los agentes sacaron sus armas reglamentarias y obligaron a los clientes a introducir balas en la boca y en las bebidasEl juicio está previsto para el próximo 28 de febrero en el Juzgado de lo Penal número 1 de León y la defensa, según se desprende de su escrito, negará los hechos tanto de la acusación particular como del fiscal que, tal y como afirma, no se ajusta «ni remotamente a lo acontecido», pues asegura que sus representados no agredieron, insultaron, vejaron, coaccionaron o amenazaron a nadie, sino que se limitaron a «cumplimentar las labores propias del servicio encomendado».
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