Disfrutar del arte contemporáneo rodeándose de historia

La Galería Sharon Art en la plaza del Conde Luna compagina modernidad y tradición con parte de sus recuperados muros de piedra, unos muros que nos hablan del pasado medieval de dicho entorno

Mercedes G. Rojo
31/08/2021
 Actualizado a 31/08/2021
Charo Rodríguez regenta desde hace casi dos décadas la galería Sharon Art. | VICENTE GARCÍA
Charo Rodríguez regenta desde hace casi dos décadas la galería Sharon Art. | VICENTE GARCÍA
«El arte tiene que llegarme a mí en primer lugar para que opte por él a la hora de exponerlo»
(Charo Rodríguez. Galería Sharon Art)

Nos acercamos hoy a la última de las galerías físicas de arte leonesas regentadas por mujeres, a esas que –frente a lo que ha ido ocurriendo en el resto de las provincias de nuestra Comunidad– siguen acercando de manera tangible el arte al público, entre éste o no en la categoría de potenciales clientes para las piezas que en ellas se muestran. Tras este acercamiento, alguna otra propuesta llegará. Nuestra protagonista de este martes es la Galería Sharon Art, regentada desde hace dieciocho años por Charo Rodríguez, su fundadora y directora. «Llegué en 2003, en un momento en el que ya comenzaba a sentirse la crisis económica y ya no he podido desprenderme nunca de ellas», nos confiesa cuando nos reunimos para hablar de este proyecto, una dificultad añadida que sin embargo no le ha impedido hacer realidad un sueño que acaricia desde niña alguien que se define a sí misma como «un ratón de galería», pues desde pequeña le encantaba colarse en las mismas allá por donde iba y disfrutar del arte que mostraban, soñando poder tener algún día la suya propia. Totalmente autodidacta en el mundo del arte, finalmente –tras viajar mucho y conocer a mucha gente– «un día decidí que no podía esperar más, que la vida pasaba y el sueño se me iba; y entonces me decidí a disfrutarlo». Así que montó la galería y en esta aventura considera que lo suyo ha sido «amor puro al arte; no pensaba vivir de ello, sólo con disfrutarlo me bastaba. Luego comprobé que incluso hasta eso podía conseguir»; una aventura que le ha salido bien y de la que no se arrepiente en ningún momento, si acaso –dice– lo único que siente «es no haberme decidido mucho antes a hacer realidad mi sueño». En cualquier caso con ello se siente muy afortunada frente a toda esa gente que cada lunes se enfrenta a su trabajo en el que el mundo se le cae encima cada día «porque hago lo que me gusta y porque no pienso solo en lo económico; si así fuera, sobre todo en estos momentos, todo sería mucho más difícil».

Inicialmente abierta en la calle Dámaso Merino de la capital leonesa, cuando le surgió la ocasión de trasladarse (y estar así cada vez más cerca del arte) no dudó en aprovecharla y realizar un cambio de ubicación que hace apenas tres años, en el 2018, le permitió apostar por el lugar que hoy ocupa, en pleno centro de León, como oportunidad de disfrutar el arte contemporáneo junto al de más alto nivel histórico, al pie mismo del medieval Palacio del Conde Luna, en la plaza del mismo nombre y muy próximo al eje monumental que concentra varios de los más emblemáticos edificios de la ciudad. La idea, recrear el mejor ambiente para las obras de los artistas, que se pueden apreciar en su máximo esplendor en una galería que compagina modernidad y tradición con parte de sus recuperados muros de piedra, unos muros que nos hablan del pasado medieval de dicho entorno. Y a pesar de las nefastas circunstancias sufridas a causa de la pandemia (la nueva ubicación apenas llevaba un año estrenada cuando llegó ésta) reconoce el importante efecto llamada del museo próximo «pues mucha de la gente que entra a ver nuestras exposiciones ya viene predispuesta a ver arte y a disfrutarlo», apuestas diferentes y que se complementan. No es esta la única característica diferenciadora de esta nueva fase del proyecto de Charo y es que la galería está ligada a un establecimiento hostelero donde se ofrece al potencial cliente un acogedor lugar donde disfrutar también de un adecuado refrigerio rodeado de un clima realmente artístico, una propuesta que ha sido muy bien acogida entre el público, un año después de lo previsto para su inicial inauguración ya que las obras (dadas las especiales características del espacio) se complicaron un poco, siendo éste el único periodo en el que la galería sufrió un parón temporal. En este complejo mundo del arte, nos cuenta como se sorprendió con el hecho de que a medida que más importantes son los pintores menos suelen exigirte y confían más en la profesionalidad de la galerista y en su buen hacer. Algo que afortunadamente ya no le ocurre es, como le sucedió en algunos momentos de sus comienzos, tenga que acreditar ante los artistas su trayectoria y sus avales como galerista, en vez de ser al revés, algo que no le pasó por ejemplo con Luis Eduardo Aute, con quien le costó mucho trabajo contactar por lo complicado de su agenda pero que confió desde un primer momentos en ella. No sólo le expuso en varias ocasiones sino que contó desde el primer momento con su apoyo y su amistad: «Me apoyó mucho en mis comienzos y forjamos una verdadera amistad (…) Como a otros, que también se me han quedado por el camino, le echo muchísimo de menos», añade. Esta es sólo una de esas anécdotas de las que está lleno el recorrido de la galería; todas ellas vienen a reafirmar lo especial del proyecto para su dueña, desde la elección del nombre que responde a la casualidad del reencuentro –justo el día en que estaban intentando buscar uno adecuado para la misma– con quien había conocido hacía tiempo como a un estudiante de Erasmus y que siempre la llamaba Sharon, hasta las producidas en cada encuentro con esos artistas que poco a poco han ido creando su nómina de expositores, y con quienes en la mayoría de los casos ha llegado a crear verdaderos lazos de amistad. Esa trayectoria, comenzada en 2003, ha tenido y tiene su base principal en el arte contemporáneo, en una firme apuesta por las creaciones artísticas del siglo XX y XXI, con artistas de vanguardia que abarcan todos los aspectos de las bellas artes (litografías, esculturas, grabados, dibujos, etc.) con especial importancia de la pintura contemporánea (acuarelas, óleos y otras técnicas) y abarcando todos los estilos (pintura realista, hiperrealista, abstracta, surrealista, etc. ). Entre sus nombres algunos con una firme y polifacética trayectoria artística como Antoni Miró, Luis Eduardo Aute, Moncho Borrajo, Palomo Linares o Carmen Conesa, pero también otros que suponen un mayor riesgo al tratarse de artistas noveles que han expuesto en Sharon Art por primera vez. Al respecto de estos últimos, nos cuenta «la satisfacción que se siente cuando más adelante los ves despuntar en el mundo del arte sabiendo que la primera oportunidad de mostrarse al público se la diste tú». Su principal criterio a la hora de seleccionar a sus posibles expositores es que el arte le tiene que llegar personalmente, aunque reconozca que –si pretendes vivir de ello– a veces vender algo que te gusta menos pero que puede llegar más fácilmente al público te permita posteriormente mostrar aquello que personalmente te hace vibrar o disfrutar más; pero sobre todo busca «que esté contenta yo con lo que expongo». Busca obra de calidad siempre, puede ser más o menos conocida «pero siempre obra que yo me crea», porque este es el criterio que a ella le permite involucrarse más fácilmente en todo lo relacionado con la exposición, no sólo el montaje, también la venta, porque cuando un artista confía en ti también se merece que estés al cien por cien, nos insinúa. Particularmente reconoce no haber vivido nunca la bonanza del mundo del arte; habiendo comenzado en crisis habiéndose encontrado con todas hasta el día de hoy, a las que ha sobrevivido de milagro (se ríe), sin embargo no se arrepiente de lo hecho, volvería a repetir la aventura, eso sí comenzado con menos edad para disfrutar mejor de su sueño; un sueño que ha sido y sigue siendo muy bien acogido por el público que visita asiduamente la galería aunque también comenta que a nivel de ventas quizá haya bajado un poco el interés, no sabe si exactamente por la situación económica actual exclusivamente o porque los jóvenes están a otra cosa, con un concepto de vida que ha ido cambiando con las sucesivas generaciones.

Hablamos también del futuro de las galerías que, salvo en león, están prácticamente desapareciendo de todas nuestras provincias, y en la predominancia de las mujeres en aquellas que van quedando. Su reflexión ahonda en el hecho de que sin una verdadera pasión por el mundo del arte, que éste te guste muchísimo y de que los correspondientes galeristas lo disfruten casi al mismo nivel que pueda hacerlo un visitante de a pie, en un mundo que cada vez vive más rápido y a golpe de clic, las galerías van poco a poco perdiendo su sentido como negocio. En nuestro caso seguimos quedándonos con la concepción romántica de la misma que nos invita a disfrutar de ellas, de sus muestras, como si nos sumergiéramos por un rato en un remanso de paz y de belleza, algo que a lo mejor está más presente en la sensibilidad femenina (que en ningún caso es excluyente). En el caso de Charo, es tan profunda esa visión romántica de la misma que se resiste a una presencia activa en las redes. Así que ya saben, si quieren conocer sus exposiciones, incluso charlar con ella, tendrán que acercarse personalmente hasta su particular rincón en la plaza Conde Luna. Siempre tendrán la posibilidad de alimentar simultáneamente alma y cuerpo, tomando en este bello entorno, un refrigerio para el segundo.
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